Una de las principales características que distingue a los países más avanzados, es la importancia que le han otorgado a la educación y a la realización de investigación en ciencia y tecnología e invierten recursos financieros significativos; los recursos provienen del gobierno y de la iniciativa privada. Las proporciones en  que participan ambos sectores llegan a tener diferencias notorias en estas naciones, pero sumados representan una proporción notoria del Producto Interno Bruto (PIB). Asimismo, la inversión pública y privada en educación representa también una proporción importante del PIB.

Otros factores relevantes del progreso se generan en un ambiente de competitividad, promoción y apoyo a la actividad emprendedora, confianza en las instituciones, en un gobierno que genera certidumbre y compromiso en el cumplimiento de su constitución, sus leyes y en los acuerdos internacionales suscritos, así como con la implementación inteligente de políticas de justa distribución de los recursos generados en beneficio de su población.

Resulta natural, en toda actividad pública o privada, beneficiar a quien mejor acredita resultados, es decir, su productividad, sin por ello omitir otras variables. La honorabilidad debe ser esencia del ser y del actuar de la sociedad, de toda persona física o moral, y en ello el gobierno debe ser ejemplo.

Destaca en la inversión en investigación de los Estados Unidos, que aplica el 2.84% de su PIB en Investigación y Desarrollo; Japón 3.26%, Alemania el 3.09%, la Unión Europea 2.18% y en otro escenario China destina el 2.19%. En contraste, México destina del orden de 0.31%, Bolivia 0.16%, Venezuela sigue en decadencia desde el año 2014 (Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2018). Si además se considera el PIB de los Estados Unidos en comparación con el de nuestro país (Fuente: Banco Mundial), sucede que por cada peso que se invierte en México en investigación y desarrollo Estados Unidos invierte 155 pesos, según el PIB del año 2019. Así las cosas, se entiende la ventaja de invertir en investigación, en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, lo cual puede asociarse a la patentes e innovación.

Entre los beneficios observables en los países que invierten seriamente en la investigación, se forja una economía más fuerte, instituciones educativas bien equipadas y educación de calidad, gran infraestructura y capital humano, más y mejores oportunidades de trabajo, mejores salarios para los trabajadores, calidad de los servicios y seguridad.

La UNESCO y la OCDE establecen recomendaciones y acuerdos relativos, entre otras cosas, a la mejora educativa, a la ciencia, la tecnología e innovación, que incluyen proporciones del PIB que deben destinarse en estas materias. Queda en cada país la responsabilidad de establecer las políticas y los recursos necesarios para hacer viable el progreso.

En México no se invierte lo suficiente en investigación, por eso dependemos notoriamente de los avances que se logran en los países de primer mundo; si bien existen universidades públicas autónomas con investigadores de alto nivel, no reciben los recursos necesarios.

José Alfredo Zepeda Garrido

Ex Rector de la UAQ

zepeda@uaq.mx

jalfredozg@yahoo.com.mx

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