Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Sor Juana Inés de la Cruz

1. Si lo hubieran hecho adrede, y no por lo contrario: por falta de premeditación, no les hubiera resultado mejor la hazaña. Convertir al feminismo en el ogro golpista que amenaza con derrocar al gobierno de López Obrador.

Primero, el equipo de seguridad de la CdMx dejó partir del Monumento a la Revolución a la breve marcha de mujeres, breve por ser tiempos de pandemia, que reclamaba la despenalización del aborto en todo el país, a sabiendas que la bloquearían 400 metros adelante con un batallón de policías, porque el Zócalo está ocupado de las casitas de campaña de otros manifestantes.

Un diálogo para concertar otro punto de destino, acaso el Congreso, hubiera sido más eficaz.

Luego, el batallón desmedido de policías, cuatro por cada manifestante, encapsuló a toda la marcha, no solo al contingente negro, el violento, claramente distinguible porque sus jóvenes mujeres van embozadas, y las mantuvo a todas encerradas cuatro horas. ¡Cuatro largas horas!

Los contingentes negros de jóvenes anarquistas son un reto para el feminismo y para el gobierno. En todo caso y por lo pronto, encapsular únicamente a ese contingente hubiera sido lo sensato.

En esas largas cuatro horas de encierro los ánimos se exasperaron y cuando una de las embozadas lanzó una bomba molotov, las policías respondieron con una fuerza desmedida: vaciaron varios extinguidores, se habla de no menos de veinte, sobre TODAS las marchistas. “El aire era tan blanco que no podías ver a la mujer que estaba a tu lado, a 30 centímetros”, narra una de las manifestantes.

Fue por entonces que la jefa del gobierno de la CdMx salió a la prensa para delatar a quien encabezaba a las feministas y las había convertido en títeres de la ultra derecha. La ejecutiva de una empresa. Las pruebas: les había llevado víveres a las feministas que tomaron una sede de la CNDH; tiene vínculos con el PRI; se ve como fifí y lo peor, maneja una camioneta de lujo.

En las redes la serie de irreflexiones y el ánimo represor del gobierno de la CdMx se replicó a lo largo del día siguiente.

El martes varios líderes de opinión del obradorismo igualaron a todas las mujeres feministas con la minoría de las violentas. Desconocieron las promesas del movimiento al feminismo. (“¿Cuándo ha prometido nadie de Morena que el aborto se volverá seguro y legal en todo el país? ¿Cuándo se prometió reducir la violencia contra las mujeres?
Nunca”, escribió un tuitero de gran influencia.) Y por fin declararon al feminismo sin remedio infiltrado por el golpismo de la ultra derecha.

Albricias. Se había creado ya al coco feminista. Un ogro violento, loco y peligroso. Era tiempo de tenerle miedo.
 
2. La verdad es que disminuir la violencia sexista y aprobar la ley que vuelva al aborto legal y seguro en la república entera sí han sido promesas de los obradoristas —o al menos de la mitad de ellos, de las mujeres obradoristas. Todavía más, la ley en cuestión ya está redactada, cuenta con la adhesión de varios partidos de centro izquierda y solo espera que Morena deje de posponer, por motivos secretos, el votarla.

El martes por la tarde, un grupo de legisladoras publicó una carta reconociendo que el encontronazo callejero de feministas y policías sí tiene relación con esa dilación, y prometió que aprobarán la ley en breve. Y a las 10 de la noche de ese mismo martes, lo mismo aseguró el coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, en el programa John y Sabina del Canal Once. La ley se aprobará según lo prometido, a más tardar en el próximo abril.

3. Me parece a mí que hay unos cuantos aprendizajes de esta jornada infausta.

Primero, el equipo de seguridad de la CdMx debe diseñar protocolos que separen a las marchistas violentas de las pacíficas, porque marchas feministas habrán muchas en el futuro próximo. Las habrán mientras exista la terrible misoginia que mata a 12 mujeres cada día.

Luego, el cambio a una sociedad sin violencia contra las mujeres, exige que cada hombre reflexione sus primeros impulsos contra las hembras de la especie. Todos y todas hemos sido educados en la misoginia, en el rechazo de lo femenino y el ánimo de arrollarlo: el feminismo es la revuelta contra esa educación primaria, es la conversión del odio a lo femenino en una amistad.

Luego, ojalá las feministas-obradoristas salieran de atrás de las bambalinas, dieran un paso al frente y fueran fieles a sí mismas y a su agenda inicial. Se han dejado postergar, han dejado que la agenda feminista de su partido se traspapele, por motivos inciertos, cuando podría ser una de sus grandes fuerzas.

Y por fin, y esto lo digo desde la simpatía, me parece a mí que a dos años de su ascenso al poder, el obradorismo debe aprender a distinguir entre los reclamos justos y el golpismo. Protestar y reclamar a un gobierno y que un gobierno escuche y asuma las demandas justas, es un proceso que tiene un nombre. Democracia.

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