El municipio de Nezahualcóyotl tiene la mayor densidad poblacional de todo el país. Ahí viven alrededor de 4 mil 754 familias por kilómetro cuadrado. El promedio en la Ciudad de México, respecto a la misma superficie, es de mil 600 familias.

Contrastan estas cifras con las de otros municipios del Estado de México, como Huixquilucan, donde por kilómetro cuadrado hay 0.6 habitantes.

A propósito de la epidemia del coronavirus, la densidad poblacional importa. No es lo mismo el hacinamiento de Ecatepec, (14 personas por metro cuadrado), que el de Cuajimalpa (2.1 personas por m2).

Ciertamente la carga viral del Covid-19 muestra una peligrosidad proporcional a la densidad de los asentamientos humanos, por tanto, la prevención y la atención médica deberían razonarse a partir de esta variable.

Las localidades que muestran mayor riesgo son Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Ecatepec de Morelos, Zapopan, Guadalajara, Tijuana, Ciudad Juárez, Ciudad Nezahualcóyotl y Puebla.

Al hacinamiento se le suma una segunda preocupación: coincide en México que los municipios o alcaldías más poblados son los que tienen peor infraestructura hospitalaria.

Para continuar con el ejemplo de Nezahualcóyotl, esta población que supera el millón cien mil personas solo cuenta con 280 camas hospitalarias disponibles; menos de un tercio respecto a la que recomendaría la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Nezahualcóyotl se debería contar al menos con mil 100 camas.

Así de precaria está también la situación en el resto de la zona oriente del Valle de México. En Ecatepec, para poner otro ejemplo, hay 423 camas hospitalarias cuando la norma indicaría que ese municipio habría de contar con mil 600.

Estos números preconizan una historia de horror. La zona oriente del valle de México, donde viven las familias más pobres, requeriría multiplicar con urgencia su capacidad hospitalaria y, sobre todo, el número de camas, equipo, médicos y enfermeras.

Y sin embargo la generosidad filantrópica, proverbial de los habitantes de la Fifilandia mexicana, decidió apoyar al poniente de la ciudad capital, que es donde la necesidad es infinitamente menor.

Es un abuso del elitismo pueril donar camas, ventiladores, equipo y medicamento para Huixquilucan, en vez de hacerlo para Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco o Chimalhuacán, (cuando además tales donativos serán deducibles de impuestos).

Y, sin embargo, el día de ayer Carlos Slim (Carso), Alejandro Soberón (CIE), Daniel Servitje (Bimbo), José Antonio Fernández (Femsa), entre muchos otros capitanes de alta empresa, anunciaron que destinarán 700 millones de pesos para adaptar el muy primermundista Centro Citibanamex, como hospital dedicado a la atención de las personas afectadas por el coronavirus. (Prometieron que, entre otras dádivas, aportarán 850 camas).

La indolencia no tiene nombre: ¿improvisarán un hospital cercano a sus propias casas en vez de hacerlo donde realmente hacía falta?

Regalar un hospital para los vecinos de Miguel Hidalgo, Huixquilucan o Cuajimalpa, cuando este se requiere en Neza o Ecatepec solo habla del nivel de egoísmo que prevalece entre ciertos líderes del dinero.

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La Cuarta Transformación cada día más cerca de Fifilandia y más lejos de los desposeídos.

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