El agua es la sustancia vital para la vida, es fundamental para mantener activos los procesos biológicos y es evidente que los seres humanos dependen de su existencia, de hecho, se considera que gran parte del cuerpo humano y, en general de toda forma de vida, -tanto plantas como animales- está constituido por agua.

La inquietud de encontrar alguna forma de vida en el universo ha motivado la búsqueda constante de agua en otros planetas y cuerpos celestes. Siendo el agua una molécula simple compuesta por hidrógeno y oxígeno, elementos relativamente abundantes en el universo, se esperaría que fuera fácil encontrarla en otras partes del cosmos.

El cuerpo celeste más cercano y considerado como blanco más lógico para explorar la posible existencia de agua es la Luna, sin embargo, a pesar de la múltiples investigaciones realizadas desde hace ya varias décadas, consistentes en muestreos directos a través de numerosas misiones espaciales, el uso de sensores remotos con sofisticados métodos de radiación infrarroja y numerosos experimentos de alta resolución, no ha sido posible comprobar con total certeza su presencia, aunque por el contrario tampoco puede descartarse en forma definitiva.

Otra de las opciones más viables para encontrar agua es el planeta Marte. Se ha propuesto que los polos de ese planeta contienen hielo y se sabe que la atmósfera marciana podría tener pequeñas cantidades de vapor de agua. Aunque se reconoce que no existe actualmente agua en estado líquido, se han observado numerosas estructuras cuya morfología se asemeja a lo que en la Tierra corresponde a valles o canales de origen fluvial, sin embargo, estudios recientes han objetado que esos valles y canales sean explicados solamente de esa forma y han propuesto otras alternativas motivando nuevos debates sobre la presencia de agua en Marte.

Por otra parte, las diferentes misiones que han explorado la superficie marciana muestreando, analizando e identificando diversos materiales geológicos han encontrado evidencia de humedad en algunos depósitos que fueron deformados por proyectiles balísticos posiblemente asociados a erupciones volcánicas, similares a las reconocidas en la superficie terrestre. Adicionalmente, la sonda Curiosity enviada por la NASA desde 2014, ha logrado identificar algunos minerales ricos en sílice como la tridimita, que en nuestro planeta han sido interpretadas como evidencia de rocas ígneas o metamórficas de alta temperatura que  fueron encontradas en depósitos aparentemente lacustres, implicando condiciones de transporte a través de un medio acuoso. Los últimos hallazgos, publicados hace apenas unas semanas, apuntan a que esos minerales tienen un origen asociado a erupciones explosivas que resultan ser inusuales para el planeta Marte, ya que hasta la fecha solamente se habían asociado a volcanes de baja explosividad como los de tipo hawaiano. Estas asociaciones tienen implicaciones interesantes, ya que ese tipo de vulcanismo es característico de grandes volcanes asociados al choque de placas tectónicas en la Tierra, sin embargo, se conoce que esos procesos están ausentes en Marte, por lo cual surge la pregunta de dónde proviene el agua que debió estar involucrada para generar el vulcanismo explosivo que aparentemente ocurrió en Marte y posteriormente fue transportado como material sedimentario a un lugar distante.

Seguramente, los estudios futuros proporcionarán mayores evidencias sobre la participación del agua en el pasado en el planeta Marte y las implicaciones que representan en asociación al vulcanismo explosivo que debió ocurrir en ese planeta en tiempos remotos, lo que sin duda abre nuevas líneas de investigación acerca del origen y evolución de ese planeta y de las condiciones que deben existir para su aún remota colonización, como ya se adelanta en algunos filmes visionarios, que se espera no llegue a ser una necesidad a largo plazo considerando la acelerada e intensa degradación que está sufriendo nuestro planeta día a día.

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