El 30 de enero de 2019, durante la conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió la siguiente pregunta: “¿Oficialmente se acabó la ‘guerra contra el narco’?”. Esta fue su respuesta: “No hay guerra, oficialmente ya no hay guerra. Nosotros queremos la paz, vamos a conseguir la paz”.

La oposición, a manera de crítica, parece compartir el diagnóstico. El 21 de agosto, el presidente del PAN, Marko Cortés, afirmó lo siguiente: “Llama la atención y preocupa, porque entonces hace sentido que hubiera algún tipo de acuerdo con los grupos delictivos, ya no solo por los dichos de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sino por la drástica disminución en los decomisos de diferentes tipos de drogas”.

Entonces, ¿se acabó la guerra? ¿Se terminó la persecución vigorosa del narcotráfico? ¿Se han desplomado los decomisos de drogas?

En el anexo estadístico del primer informe de gobierno del presidente López Obrador, se incluye, como en años previos, una tabla titulada Esfuerzo Nacional contra el Narcotráfico, en la que se presenta información, de 2001 a la fecha, sobre erradicación de cultivos ilícitos, decomiso de drogas, aseguramiento de armas y vehículos, y detenciones de personas presuntamente involucradas con el tráfico de narcóticos y otros delitos federales. Los datos son recopilados por el Cenapi (un organismo de la FGR) de todas las dependencias federales involucradas en el tema (Sedena, Semar, SSPC, FGR).

Como es habitual, las cifras para el año en curso se presentan con corte al 30 de junio, pero si se recurre a informes anteriores, es posible hacer las comparaciones pertinentes.

¿Y qué dice la tabla en cuestión? ¿Ha habido cambios significativos con respecto a años previos?

1. Se registró una disminución en la superficie erradicada en comparación con el mismo periodo del año pasado, tanto en lo que respecta a la marihuana como a la amapola. Pero eso muy probablemente responde a factores exógenos, no a un cambio en la política pública. El número de hectáreas erradicadas de marihuana ha venido disminuyendo desde 2011, muy probablemente como resultado de la legalización parcial del cannabis en Estados Unidos. En el caso de la amapola, la caída de 44% con respecto al año previo es, con alta probabilidad, producto de la creciente sustitución de la heroína por fentanilo en el mercado estadounidense.

2. En lo que respecta a decomisos, la situación es mixta. Disminuyó ligeramente la incautación de marihuana (por cuarto año consecutivo), pero aumentaron un poco los decomisos de goma de opio y heroína. Por su parte, el volumen asegurado de cocaína creció 27% con respecto al mismo periodo de 2018. De hecho, si se mantiene la tendencia en la segunda mitad del año, este podría ser el año con el mayor volumen incautado de cocaína desde 2009.

3. Los decomisos de armas aumentaron 18% en comparación con el primer semestre del año anterior. Si se mantiene el ritmo, se va a superar el total incautado en cualquiera de los tres últimos años de la administración Peña Nieto. El crecimiento del aseguramiento de vehículos fue aún más dramático: casi 50% más que en 2018.

4. El cambio más notable se observa en la columna de detenciones: allí hubo un incremento de 100% con respecto al año previo. De hecho, si se mantiene la tendencia, este podría ser el año con más detenidos desde 2012.

La conclusión parece obvia: la guerra contra las drogas sigue, digan lo que digan en el gobierno o en la oposición. No hay nada en los números que indique un cambio sustancial de política. Si acaso, lo que se percibe es un endurecimiento de la persecución.

Para bien o para mal.

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