Ya estaba por aprobarse, por medio de billetazos y componendas, el llamado Fiscal Carnal, es decir, el encargado de la PGR, Raúl Cervantes Andrade, se iría nueve años supuestamente a combatir la corrupción, en el momento que ocurrieron tres acontecimientos de primer nivel.

Uno, Ricardo Anaya denunció que Emilio Gamboa impuso a Ernesto Cordero en el Senado, quien junto con otros panistas; Roberto Gil, Javier Lozano, Salvador Vega y Javier Lavalle votarían a favor del PRI y su propuesta de imponer a Raúl. Lo cual trajo como resultado que los enfrentados con la mayoría de sus compañeros de bancada, o sea el quinteto, dieran marcha atrás y hasta firmara documentos señalando que no aceptarían la imposición del ex abogado general del PRI.

Dos, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad dio una valiosa información: Raúl Cervantes tiene un Ferrari, registrado en Xochitepec, Morelos, desde 2012, del cual no ha pagado impuestos. El dueño del ostentoso vehículo dijo que no había hecho los trámites respectivos por un descuido (sic ignorante). Pero Lozano, como siempre muy bocón, tuiteó: No te ayudas compadre.

Tres, la organización mencionada anteriormente y el portal Animal Político (4 de septiembre) mostraron una investigación donde empresas fantasma, al estilo Javier Duarte, desviaron 3.4 mil millones de pesos en los últimos años. Algo que el Auditor Superior de la Federación (ASF), Juan Manuel Portal, ha catalogado como un fraude.

Todo ello luego del aparatoso quinto informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, donde se trató de maquillar la realidad mexicana y se creyó que mediante amarres políticos, ataques a los opositores y la compra de adversarios que muchas veces se venden en un mercado cada vez más caro pero barato para las siguientes impunidades, se podría manejar la elección de 2018.

Por cierto, el contralor del INE, Gustavo Guerrero Pozas, encontró millonarios desfalcos en la organización que arbitrará el 2018. Entre las irregularidades está la renta de mil 965 vehículos y la creación de plazas innecesarias (La Jornada, 5 de septiembre),

Así pues, estamos en vísperas de una contienda electoral que se antoja de lo más complicado en la historia moderna del país.

Vayamos a la indagación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y el portal Animal Político.

Entre los que llevaron a cabo una serie de anomalías están: Rosario Robles, Emilio Lozoya (otra vez sale a colación), Alfredo del Mazo (recurrente), José Reyes Baeza (antes en el FOVISSSTE y hoy en el ISSTE), Idelfonso Guajardo, Juan José Reyes (en Pemex cuando gobernó Felipe Calderón) y nuestro muy conocido: Gerardo Ruiz Esparza, etc.

¿Cómo operaban para hacer mil y un transas?

Daban lana a varias universidades, especialmente- faltaba más- la del estado de México y la Autónoma de Morelos, donde su rector, Alejandro Vera, tenía fama de combativo y hasta opositor a los gobernantes corruptos. Estas agrupaciones subcontrataban con empresas inexistentes y se quedaban con el 10 ó el 15 por ciento de lo que entregaban.

Entre las actividades que aparentaban realizar estaba alfabetizar, apoyo a la ciencia y la tecnología, adquisición de computadoras, estudios varios, etcétera.

La ASF había advertido que no se debía contratar a universidades si no podían hacer los servicios que se requerían, y que, por ejemplo, los centros de enseñanza superior no tenían por qué comprar computadoras para repartirlas. Presentó Juan Manuel Portal 15 denuncias ante la PGR, la misma de Raúl Cervantes, y quien está encargado de la justicia, como en muchos otros casos, no hizo nada. Por eso, la mayoría de los caricaturistas han insistido que el Procurador trae un gorro de dormir frecuentemente, ya que no ha resuelto ningún problema trascendente. Y hasta personajes como Tomás Zerón de Lucio, el policía que fue captado desapareciendo y alterando pruebas en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, se atrevió a decir hace poco que “la verdad histórica” de Jesús Murillo Karam era irrefutable, ante el silencio de la PGR y del propio Enrique Peña Nieto (sic que calla ante otros informes).

Entre las dependencias que más repartieron dinero para esos fraudes están: Sedesol, Pemex y Banobras, esta última a cargo del nuevo gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo Maza, quien iba pavimentando en su tierra su futuro a como diera lugar (sic llamado chayote).

Pudiera decirse que muchas de las triquiñuelas la hicieron los subordinados de Rosario Robles, Emilio Lozoya o Mauricio López (INEA). Pero en realidad, como señalan los especialistas, se debe sancionar a los de arriba y tipificar el delito de omisión en el Código Penal con el objeto que no se castigue a los de menor rango, algo que ocurrió hace poco en el llamado Deprimido de Río Mixcoac e Insurgente, donde se cesó a un subsecretario de Obras, Ricardo Olvera, y se multó con la ridícula suma de 3 millones a la empresa que llevó a cabo tal engendro (sic que acepta los castigos luego de los excesos).

Lo presentado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y el sitio Animal Político es digno de aplauso, no obstante que en la gran mayoría de medios ha sido ignorado. Y muestra algo terrible: las universidades que deben ser sitios de formación de hombres libres y honestos también deben investigarse a fondo para que no se corrompan.

Por cierto, Emilio Gamboa, quien se siente el gran político de la actualidad, desapareció ante el escándalo que ojalá repercuta para bien en la vida del país.

Google News