Que alguien proveniente del mundo del espectáculo o del deportivo se registre como candidato a cualquier puesto de elección popular no debería de extrañarnos ni causar asombro porque al fin de cuentas están ejerciendo su derecho de poder ser votado.

Incluso, tampoco es algo nuevo ni exclusivo de nuestro país. El icónico Ronald Reagan fue actor en los años 50 pero no llegó como un improvisado a la presidencia norteamericana, sino que antes de ser electo presidente ya tenía la experiencia de haber sido gobernador y un sólido discurso conservador que venía desde los años 60: el de la mayoría silenciosa. Y ojo con esto del discurso que es fundamental para un político.

Y en México tampoco es extraño que personajes del deporte o del espectáculo intenten competir por un puesto de elección popular. La actriz María Rojo fue diputada por el PRD y como olvidar a Carmen Salinas como diputada del PRI. Y recientemente a Cuauhtémoc Blanco como gobernador de Morelos.

Quizá sea el éxito electoral de este último el que haya provocado toda una ola de candidatos actores o deportistas.

Alguien puede ser sumamente famoso, pero carecer de narrativa política y esto al final el electorado lo va a detectar. Pongamos por ejemplo el caso queretano con la famosa candidatura del actor cómico Carlos Villagrán, Quico, por parte de Querétaro Independiente, que rige la diputada Connie Herrera. Indudablemente el partido le apuesta que la popularidad del actor le reditúe electoralmente y alcance a mantener el porcentaje para mantener el registro.

¿Pero qué pasa cuando este actor es sacado de su burbuja cómica y tiene que responder preguntas que cualquier elector le pudiera hacer? simplemente un desastre. El pasado martes, invitado por el destacado periodista Andrés Estévez en su programa en Magazine TV, este reportero pudo participar en una entrevista con este actor, el cual fue incapaz de responder coherentemente cuestionamientos sobre la legalización del aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo. Vamos, ni su discurso de apertura estaba articulado porque dijo que entraba a la política para hacer reír a la gente, como si eso fuera una parte de la función pública.

Ignoro si a raíz de esa entrevista o si ya era un plan de acción, días después la líder del partido anunció que para la gubernatura iban con Kuri, del PAN, y a Carlos Villagrán, lo dejarían para presidencia municipal. Además, hoy salió una encuesta en El Heraldo de México donde al actor le dan una intención del voto del 5%, muy lejos del 40% que tiene el candidato panista. Insisto, ser popular no se traduce en votos y menos si no se tiene una narrativa política.

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