Este fin de semana se celebró en nuestra entidad el Día de la Familia con distintos actos por parte de la sociedad y de las distintas esferas de gobierno. En lo particular recuerdo esa gran alianza celebrada entre mi padre Juan y mi madre Angelita, que viviendo en comunidad procrearon y formaron una gran familia compuesta por ellos y ocho hijos que hoy, a la vez, tenemos nuestra propia familia y nuestros propios hijos.

Esta gran comunidad de vida entre padres e hijos mediante los usos, costumbres, normas y leyes que vivimos en el trato diario, nos enseñaron cómo vivir en sociedad y cómo formarnos para ser base y fermento de nuestra propia familia.

Ciertamente no todas las familias se componen de un hombre, una mujer y los hijos, esto debido a razones naturales, como que uno de los dos fallezca, o también que por diferentes motivos se divorcien o quizá porque no hubieran concretado por diversas circunstancias una unión matrimonial, pero eso no obsta para que la familia sea lo que “debe ser” como la mayoría que ha dado fruto al núcleo familiar por antonomasia.

Vínculo importante y complementario de la familia, sin lugar a dudas, es la educación, ya que siempre he considerado que la escuela es la extensión del hogar, poniendo en estos términos primero el hogar y como complemento la escuela, reconociendo el deber primigenio de los padres de familia para educar a sus hijos.

Es la familia expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre; en el matrimonio y la familia se constituyen un conjunto de relaciones interpersonales como es la relación conyugal, paternidad-maternidad, filiación, fraternidad, entre otras y por lo cual nos introducimos en la “familia humana”.

Esta gran institución es objeto de estudio a través de las ciencias como la antropología, la sociología y las ciencias jurídicas, por citar unas pocas. Pero la familia es, ante todo, una realidad humana con serias implicaciones éticas para el desarrollo humano y para el bien común de la sociedad, originada por el matrimonio que es el fundamento de la comunidad más amplia que es la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, en la que encuentran su coronación.

Se ha equiparado a la familia con una célula, siendo ésta base de la sociedad, lo que es sugerente, ya que la familia, como la célula de un ser vivo, es el elemento mas simple y primario de la sociedad.

La comparación de la familia con una célula resulta sugerente, ya que la familia, como la célula en un organismo vivo aporta sus cualidades al organismo al que pertenecen y que es la propia sociedad. Así también la familia está llamada a facilitar el crecimiento humano de sus miembros, es el lugar adecuado para generar nuevas vidas humanas y desarrollar su humanidad; con su existencia y actividad, contribuye al bien de la entera sociedad.

Por lo que es de vital importancia reconocer a la familia como origen y destino de la sociedad y, por ende, lo que sea la familia será la sociedad, de ahí la importancia que tenemos para preservar y defender la familia trascendental que es la que en la mayoría de los mexicanos nos hemos formado y la que hemos edificado en nuestro tránsito social.

Hoy como ayer me siento enormemente agradecido por pertenecer a una familia fundada por mi padre Juan y mi madre Angelita con sus ocho hijos, y que se ha desdoblado en otras ocho familias igual que la de mis padres y espero que así sea con las de mis hijos.

Al final de cuentas ¡Viva la familia! Hoy y siempre.

Secretario de Educación en Querétaro.

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