Cualquier organización pública o privada cuenta con colaboradores, personas con capacidades y competencias adquiridas a través de su formación y experiencia profesional y que trabajan -idealmente- de forma coordinada mediante procesos en torno a una misión, visión y objetivos institucionales, mismos que típicamente son definidos desde la creación de la organización misma. En esta “lógica” organizacional, la selección, inducción y desarrollo de estos colaboradores, regularmente, debe ser responsabilidad directa de sus jefes y, por su puesto, de su organización a través del área de recursos humanos o similar quien gestiona este importante activo.

Esta actividad, la gestión del talento humano en las organizaciones, es de tal importancia hoy en día para las empresas, que muchas de ellas principalmente los grandes consorcios, han decidido elevar a nivel directivo esta importante área.

La adecuada selección del personal, su desarrollo, medición de productividad, retención y reducción de la rotación, mejora continua y una mayor satisfacción en el desempeño de una posición laboral, son solo algunos de los múltiples beneficios de tal gestión en el marco de proyectos asociados al desarrollo organizacional.

Con el ánimo de iniciar este proceso, el pasado fin de semana se llevó a cabo la primera edición del día de la familia del Aeropuerto Internacional de Querétaro (AIQ), uno de los primeros episodios en el capítulo que recién se abrió respecto de la gestión del talento humano de la organización. Compañeros que han conseguido resultados históricos que hoy puede compartir nuestro estado en cuanto a la cantidad de pasajeros y carga nacional e internacional transportados, las vocaciones industriales del sector aeroespacial atraídas, la base para la formación de aquellos jóvenes que se deberán incorporar a la industria e incluso el desarrollo de proyectos de investigación, son algunos de los grandes motivadores que forman parte del ecosistema detonado por la existencia del aeropuerto. Este martes #DesdeCabina quiero exponer brevemente el impacto de implementar esta importante estrategia en la organización que hoy me toca dirigir.

A lo largo de su historia, el AIQ se ha comprometido de muy diversas formas con el estado a través de la creación de condiciones para el desarrollo estatal y regional; dicho compromiso no hubiera sido posible sin el trabajo incansable de oficiales de operaciones, personal administrativo, bomberos, personal de seguridad y directivo; y dicho compromiso a su vez, no existiría si no se contara con el respaldo incondicional y silencioso, de los familiares de nuestros colaboradores.

Las noches largas, los turnos complicados, la fatiga en plataforma, o los clásicos cierres mensuales, no podrían ser librados sin la existencia de esos actores discretos que todos los días nos ven salir y regresar a casa, que se esmeran en cuidarnos y que con voz baja y mirada expectante nos despiden cada día, nuestras familias.

Esas parejas, hijos o progenitores son igualmente actores importantes en el éxito de esta y de muchas organizaciones en lo general, por lo que es sumamente importante tenerlos en cuenta, reconocer su valor y el rol indirecto que juegan.

Declarar abiertamente que las familias de todos los colaboradores son importantes para la empresa es tanto como reconocer el origen y destino de muchas de las genuinas aspiraciones de los colaboradores. Me atrevo a afirmar que esta organización sería la mitad de lo que es hoy, si no hubiera estado esa otra mitad respaldando a sus trabajadores, si no hubiera estado la familia completa. Sigamos construyendo.

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