En nuestra entrega anterior hablamos de un par de compositores italianos de la escuela italiana: Leoncavallo y Mascagni, cuya obras principales casi siempre se presentan y se graban juntas. Culminamos ahora esta serie con un compositor de la misma escuela, Respighi, quien intentó revitalizar la música italiana mediante la vuelta a sus raíces renacentista y barrocas.

Ottorino Respighi nació en Bolonia, Italia, en 1879 y murió en Roma en 1936. Hijo de un profesor de piano, es uno de los compositores italianos más famoso del primer tercio del siglo XX, con excepción de algunos autores de ópera. Fue un hombre muy culto, políglota, talentoso violinista, pianista, compositor y director de orquesta italiano. A los ocho años empezó el estudio del violín en su ciudad natal que prosiguió con el de la viola en el Liceo Musical "G. B. Martini". Luego cursó composición, y a fines de 1900 se trasladó a San Petersburgo, Rusia, donde estudió composición bajo la tutela de Rimsky-Korsakov, quien fue una de sus influencias más importantes. En ese mismo año presentó sus Variazioni sinfoniche, para orquesta. A esa época pertenece el Preludio, corale e fuga para orquesta, que en 1901 le valió el diploma de compositor en la institución musical boloñesa. Según el mismo compositor, influyeron notablemente en la orientación de su personalidad las lecciones de Rimski-Korsakov, el conocimiento de la música rusa y la asistencia en Rusia a las representaciones de óperas y ballets. Respighi estudió a fondo la música italiana de los siglos XVI al XVIII. Publicó ediciones de la música de Claudio Monteverdi y Antonio Vivaldi.

Años más tarde, continuó sus estudios con Max Bruch en Berlín. En 1913 inició la enseñanza de composición en el Conservatorio de Santa Cecilia, de Roma, ciudad en la que estableció su residencia luego de haber tocado el violín en una orquesta de cámara. En 1916-17 compuso el primero de sus poemas sinfónicos romanos, Las fuentes de Roma. Esta obra demostraba una maestría orquestal aprendida de sus estudios con Rimski-Korsakov y posteriormente de Ravel y Strauss, así como una pasión por la música antigua. Fue su primer éxito absoluto y quizá el más importante de su carrera, obra ligera con un sonido orquestal claro y brillante. Consiste en cuatro piezas que representan fuentes de Roma, como ‘La Fuente de la Villa Medici al atardecer’ y la ‘Fuente de Tritón por la mañana’. De acuerdo con el mismo esquema cuadripartito dio a la luz, en 1924, Los pinos de Roma, obra que obtuvo el mismo éxito que el anterior. En este poema sinfónico introduce elementos nuevos como la canción de un ruiseñor en ‘Los pinos del monte Janículo’ y la conmemoración de los triunfos de Roma en ‘Los pinos de la Vía Apia’.

Termina en 1931 la tercera suite de Antiguos aires y danzas que se basa en una colección renacentista de música para laúd que consta de tres suites para cámara y orquesta, basada en bailes populares. La primera suite tuvo tanto éxito que escribió dos más, en que consisten en bellas y encantadoras evocaciones del pasado.

Compuso 8 óperas pero ninguna de ellas tuvo éxito. Además de Las fuentes y Los pinos, compuso otras 7 obras sinfónicas, que son con las que se identifica y reconoce a Respighi. Entre estas destacan La Boutique Fantasque, música de ballet basada en melodías de Rossini (1919) y Gli Uccelli (Los Pájaros) de 1933, encantadora suite orquestal basada en música preexistente, obras que manifiestan una marcada influencia de los músicos barrocos que tanto admiraba.

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