La democracia en México puede estar amenazada con los resultados de la elección de cuatro personas que integraran el Consejo General del Instituto Nacional Electora. La Cámara de Diputados tiene la responsabilidad de elegirlos. Estas personas durarán en su encargo hasta el año 2032 y como integrantes del Consejo General, serán las encargadas de mantener la autonomía y al capacidad de gestión del INE, gran reto para la democracia de nuestro país.

El Consejo General es el órgano superior de dirección y es responsable de vigilar el cumplimiento de las disposiciones constitucionales y legales en materia electoral. Las personas integrantes con voz, pero sin voto, se denominan Consejeros del Poder Legislativo, que se integran uno por cada fracción parlamentaria representada en el Congreso de la Unión. De igual forma, participan los representantes de los partidos políticos nacionales, uno por cada organización que cuente con reconocimiento legal.

Tras un intento de reforma constitucional fallido, detenido por la nutrida protesta ciudadana, el gobierno federal impulsó el año pasado una reforma de ley a la que llamó el “Plan B”. Este proyecto impone limitaciones fundamentales a las capacidades de organización electoral del instituto electoral, justificadas en la “austeridad y la eficiencia administrativa”. La reforma fue aprobada el 22 de febrero pasado.

El “Plan B” disminuye las capacidades operativas del INE y reorienta su estructura organizacional, se recortaron las facultades de los organismos locales, también se limitó el margen de interpretación de las autoridades electorales y se trastocaron las reglas para la organización de los comicios en todo el país. En ese sentido, la selección de las personas que integren el Consejo General ocurre en un contexto inédito.

“El proyecto” es desviar la elección para dar paso al “necesariato” de López Obrador. Desde la presidencia del INE, se puede crear un vacío de poder. Sin Congreso en funciones porque los comicios se salieron de cauce, el actual mandatario podría prolongar su permanencia en la Presidencia por la vía de los hechos. El necesariato, para evitar el caos.

Necesariato, dice Daniel Cosío Villegas, es el concepto para designar “a esa etapa de la historia mexicana que se inicia en 1888 y en donde la persona de Porfirio Díaz se convirtió en el elemento indispensable, insustituible para lograr su proyecto de permanencia en el poder”.

Otros columnistas escriben sobre las posibles causas del necesariato y son las actitudes “delirantes” del Presidente, como el delirio de “grandeza”, que es “la actitud de una persona que se presenta con apariencia muy superior a la que realmente le corresponde”. Esa y otras actitudes, conductas y comportamientos, los hemos visto repetidamente en los cuatro años y medio de este gobierno. Lo mismo en las conferencias mañaneras, que en los discursos, acciones o declaraciones públicas de varios integrantes de la llamada 4T.

Y el propio ejecutivo Federal lo confirma al señalar que “no hay ningún problema moral”, ni mucho menos impedimento legal, en que él y Morena en el Congreso intenten imponer como la primera presidenta del INE a una “simpatizante de su movimiento”. “Eso de la experiencia es relativo, lo importante es la honestidad”, esta exfuncionaria de su gobierno encabeza la quinteta para ser presidenta del INE se le cuestiona por su falta de experiencia y conocimiento de la materia electoral.

Nos espera un fin de sexenio, caótico, problemático y delirante. Parece que el Presidente está dispuesto a todo para mantener el poder y que se cree predestinado para instaurar un nuevo régimen.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. @Chucho_RH

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