Estamos a unos días de celebrar el Día de las Madres, y es por eso que he decidido inaugurar esta columna hablando de un tema fundamental para ellas: la educación financiera.

Estoy convencida que la educación financiera juega un papel de gran relevancia en la sociedad, ya que en la medida en que las personas cuenten con mayores conocimientos e información que les ayuden al manejo inteligente de su dinero y  la utilización de las diversas herramientas financieras, pueden incrementar su calidad de vida y, ¿por qué no? su bienestar emocional.

Y es precisamente, en eso rol que las mujeres jugamos como mamás, donde podemos ayudar a insertar el chip de la importancia de este concepto en nuestros pequeños. Y de esa manera, no solo estaremos ayudando a prepararlos para ser adultos responsables, previsores y organizados con su dinero, sino que estamos contribuyendo a tener una sociedad más sensibilizada y preparada al respecto.

Un estudio de la George Washington University School señala que en México sólo el 32% de los adultos cuenta con educación financiera, mientras que en países como Suecia o Noruega, el 71% de los adultos sabe y aplica conceptos para manejar bien su dinero.

Necesitamos, por lo tanto, trabajar de una manera más acelerada y colaborativa para fortalecer en este ámbito a nuestras futuras generaciones, lo que les permitirá tener mayores y mejores oportunidades de crecimiento personal y profesional.

Claro que fomentar la cultura financiera entre los más pequeños del hogar no es cosa sencilla, pero es ahí donde entra el importante rol de una mamá. Una encuesta realizada por el Banco Mundial sobre capacidades financieras señala que al 50% de los mexicanos nunca les enseñaron a cuidar o administrar su dinero.

La OCDE ha mencionado que la principal figura que funge como ejemplo y determina cómo van a ejercer los pequeños el tema financiero en sus vidas, es su mamá.

La recomendación es que si una mamá no se siente lo suficientemente preparada e informada para transmitir ese conocimiento a sus hijos, puede asesorarse o capacitarse. Hoy en día ya existen diversidad de opciones para tomar talleres de educación financiera, de hecho la Condusef o instituciones financieras serias realizan continuamente cursos de este tipo.

Sin embargo, podemos empezar a enseñarles sobre el valor del dinero y el poder de compra, así como la equivalencia de las monedas y los billetes. Algo vital es enseñarle a los niños a valorar el dinero, que sepan que no surge por generación espontánea, sino que es fruto del trabajo o de algún esfuerzo.

Mostrarles cómo pueden trabajar o cómo pueden vender algo puede servir de ayuda y de práctica. Hacer algún quehacer, como lavar al auto o bañar la mascota a cambio de una ganancia, por ejemplo.

Este tema no se aprende de la noche a la mañana, y si ellos empiezan a manejar un monto pequeño, acorde a su edad, puede ir practicando. Alguien me decía que es como andar en bicicleta, nadie te puede enseñar a hacerlo sino eres tú el que se sube, maniobra y aprende a controlar la bicicleta, a través del ensayo error, y una vez que sabes hacer esto, la práctica ayudará para ir afinando ese conocimiento.

Ya iremos tocando diversos temas que puedan ser de utilidad y ayudarnos a reflexionar acerca de la importancia de tener finanzas sanas. Agradezco profundamente este espacio porque soy una convencida que mientras más personas subamos este discurso a nuestro día a día, podemos aprender a ser más sensibles y conscientes en el cuidado y manejo del dinero. Como decimos en Hablemos de Dinero, sitio en el que una comunidad de periodistas buscamos empoderar a las personas a través de información de valor, útil y práctica, no se trata de no gastar,sino de saber hacerlo.

Me encanta contribuir desde mi trinchera a que fomentemos la cultura financiera tan necesaria en nuestro país.

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