Una de las tareas fundamentales en la familia y en el estado es la educación, que es centro del desarrollo de la persona y va a estar presente en su vida desde prácticamente la concepción y hasta la muerte, siendo transmitida por nuestra familia, nuestros maestros y por aquellos que nos rodean en la sociedad; no en balde se ha dicho que las instituciones educativas en las que nos formamos son nuestro segundo hogar.

Al ser la educación la gran tarea de nuestro tiempo, debe pensarse más allá del mero ambiente escolar; todo ambiente social —llámese comunidad, ciudad, barrio o sindicato— debe ser una gran oportunidad para madurar, afirmar y proyectar una vida plena, consciente y trascendente para lograr el desarrollo armónico del individuo.

Para ello debemos partir de que son los padres de familia los primeros responsables de la educación de los hijos y por ende es una obligación y un derecho que de ninguna suerte debe delegarse o transferirse ejerciéndose en el seno familiar que, a pesar de los constantes ataques que a diario recibe, sigue siendo la célula básica de la sociedad. Como lo establece el Episcopado Mexicano en su documento Para Educar en una Nueva Sociedad, es en ese núcleo donde “la persona puede reconocerse como tal con toda su dignidad y donde aprende a amar en la responsabilidad y en la libertad. Ahí se comenta la vida ética, la capacidad de solidaridad, creatividad y generosidad en la gran tarea de trasformar la sociedad en que vivimos. Es en este espacio de intimidad donde se aprende el arte de la reconciliación, del desarrollo humano, a construir la paz y a ofrecer la propia vida por el bien de los demás. También es en ella donde se aprende a servir a una comunidad más amplia”.

Por su parte, los maestros comparten con los padres de familia la vocación de acompañar, instruir y ayudar a los niños, adolescentes y jóvenes a descubrir el arte de vivir. Al ser una responsabilidad compartida, es necesaria la comunicación y complementariedad entre ellos, por lo que la invitación es para que siempre se sostenga esa relación entre estos dos grandes protagonistas de la educación.

Regularmente, cuando se habla de la educación se piensa en los niños y jóvenes; sin embargo los adultos tenemos la necesidad de reeducarnos sin dejar de lado lo que son las bases de nuestra convivencia social, basada en principios y valores para adecuarnos a las nuevas reglas de convivencia social y ante la vorágine y cambios constantes, principalmente en nuestras maneras de comunicarnos.

Ante esto es importante la entrada en vigor del Nuevo Modelo Educativo, cuyos programas actualizados entrarán el próximo ciclo escolar, además de una figura en la que deberá participar la comunidad educativa: la autonomía curricular. En ésta un porcentaje del tiempo de las instituciones escolares deberá definir las materias y tareas a impartir.

En esa economía curricular, la comunidad educativa deberá potenciar el desarrollo personal y social con torneos de ligas deportivas, participación en orquestas escolares y bandas de guerra, talleres de teatro, danza, pintura y convivencia escolar. Además se aplicarán programas de educación financiera, programación y robótica.

Se aprovechará ese espacio para el conocimiento regional con micro historia, talleres de tecnología y artesanías locales, cultivo de hortalizas y plantas medicinales de la localidad, educación ambiental contextualizada y lenguas. En tareas de actividades ambientales, se establecerán proyectos de impacto social como potabilización del agua y la elaboración de composta y herbolaria.

Esto se podrá realizar con el concurso de padres de familia, maestros, directivos, líderes sociales y representaciones estudiantiles que inciden en cada una de las instituciones, tendientes al desarrollo armónico de la persona como lo establece el artículo tercero de la Constitución y en el que, en su última reforma, se elevó a rango constitucional la participación de los padres de familia en el proceso formativo de las instituciones escolares.

En Querétaro seguiremos trabajando en esa gran tarea educativa. Contaremos con las instituciones de subvención gubernamental y con las de subvención particular, que en su mayoría tienen espacio de diálogo y acuerdos de mejoras en organismos —como la Comisión de Educación de la Coparmex, la Asociación de Escuelas Particulares o la Pastoral Educativa— en una sociedad incluyente y solidaria, teniendo en cuenta que la educación está al centro de la tarea gubernativa.

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