Recuerdo esa mañana en el Parque Nacional de Katmai, en Alaska, salimos del campamento ubicado al fondo, del lado derecho de la fotografía, a unos cuantos metros de la playa. Al ir caminando por la vereda, en el interior, con un compañero fotógrafo, a lo lejos vimos un par de oseznos jugando cerca de la orilla y asumimos que su madre estaba echada aún más lejos, descansando sobre la arena. Caminamos con sigilo una considerable distancia para acercarnos lo más posible y tratar de capturarlos con la cámara.

Cuando nos íbamos acercando a través de la maleza, los cachorros hacían lo propio jugando y desplazándose sobre la orilla de la playa. Nos ubicamos a prudente distancia y comenzamos a fotografiar la escena cuando de repente se levanta este ejemplar, ajeno a los oseznos, los cuales salieron huyendo precipitadamente, mientras el gran oso nos miró a la distancia y capturé esta imagen antes de establecer nuevamente una sana distancia.

La imagen me lleva a pensar en los múltiples y azarosos momentos y circunstancias que se presentan en el entorno. Muchos de ellos merecen tan solo observarlos y evitar involucrarse, quedando claro que hay cosas que solamente podemos ver a la distancia, allá y en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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