La Constitución es el conjunto de normas que rigen la vida democrática de un país. La nuestra fue posible gracias al sacrificio de miles de mexicanos que lucharon por alcanzar justicia social para que fuera realidad la democracia en nuestra nación.

Las normas plasmadas en este documento definen las relaciones entre los poderes del Estado y de estos con los habitantes del país; es el contrato social más importante ya que permite que las instituciones le den respuesta a las necesidades de la colectividad conservando el orden para la convivencia.

Sólo se puede construir el futuro teniendo presente el pasado.

En la ciudad de Querétaro, el 1° de diciembre de 1916 en el teatro de la República, se iniciaron los trabajos del Congreso Constituyente; 222 constitucionalistas provenientes de todo el país asumieron con responsabilidad el compromiso de formular el documento que regiría la vida pública de la joven nación. Es así que el 5 de febrero del histórico año 1917 fue promulgada la Constitución Política que hasta ahora nos rige.

Ese hecho histórico obliga a valorar los ideales de libertad, igualdad de oportunidades y compensación justa según el esfuerzo de cada quien, que inspiraron a miles de mexicanos en la lucha por transformar la realidad social de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

El capítulo I de nuestra Constitución se denominó “De las Garantías Individuales”, los 29 artículos que lo componen otorgaron por primera vez los medios para que cualquier persona hiciera valer sus derechos.

94 años después, nuestra Carta Magna sufrió una modificación de fondo cuando en junio de 2011, los Derechos Humanos fueron elevados a rango constitucional, marcando con ello un antes y un después en la legislación que nos rige, entonces el primer capítulo se nombró de los “Derechos Humanos y sus garantías”, ello nos situó en una nueva dimensión, lo que permite pensar en la Constitución como la historia que nos forma y como el norte que nos guía hacia el futuro.

Sin importar nada de esto, el pasado 5 de febrero en el marco del 102 aniversario de la promulgación de nuestra Carta Magna, la Diputada Local Elsa Méndez de la fracción del PAN entregó una carta al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos en la que evidenció su ignorancia y dejó de manifiesto su desprecio hacia su obligación constitucional.

El escrito entregado a AMLO carente de orden en el planteamiento contenía un sin número de errores gramaticales, fue de llamar la atención la pésima presentación, sin fecha ni destinatario decía: “Si una madre es capaz de decidir matar a su propio hijo que nos espera que impide que nos matemos los unos a los otros, y hay demasiada violencia en el mundo nuestro país no es la excepción por favor no permitamos legalizar la MUERTE de un inocente… Para nosotros los mexicanos la FAMILIA sigue siendo lo que nos identifica como nación con valores, con historia, es tiempo de defender y proteger a la familia que parte de la base de un matrimonio entre un hombre y una mujer…, le pido por favor no apoye a REFORMAS que atenten contra la VIDA y la FAMILIA”.

Si no se tratara de un acto de quien tiene su deber constitucional de garantizar los Derechos Humanos de todas y todos, ésta podría ser una anécdota que concitara a risa, sin embargo, lejos de ser gracioso, es preocupante, puesto que la Diputada Méndez, en reiteradas ocasiones ha promovido un mensaje de odio en contra de la comunidad LGBTTIQ+ y en contra de las mujeres.

Diputada Méndez, usted ocupa un puesto de elección popular al que llegó gracias a una acción afirmativa, el día en que tomó posesión usted protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen, si sus creencias religiosas le impiden cumplir con su juramento entonces debe renunciar, la curul no es el púlpito de una iglesia.

Presidenta de Desarrollo Comunitario para la Transformación Social.@AliciaColchadoA

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