El pasado 20 de mayo aterrizó en el Aeropuerto de Toluca la aeronave Dassault Falcon 7X matrícula XA-GOR procedente de un destino internacional. A bordo del avión para 18 personas viajaban empresarios mexiquenses que regresaban justo el día de la final del futbol mexicano entre los Diablos Rojos del Toluca y el Santos Laguna.

Lo que parecía ser una tranquila llegada al aeropuerto mexiquense, la cual consiste en no ser molestados por las autoridades migratorias, sanitarias ni de aduanas, por un momento amenazó con complicarse.

El oficial de Operaciones Aeronáuticas o Despachador emitió la alerta de llegada al personal del Servicio de Administración Tributaria (SAT):

—Buenas tardes, habla Luis “N” del EXTRA, ALFA, GOLFO, OSCAR, ROMEO (matricula de la aeronave XA-GOR). ¿Te acuerdas de mi?

—Personal del SAT: Sí, así es, ¿qué onda, cómo andas? ¿Qué novedades?

—Despachador: Bien, bien, aquí, mira, no me van a dejar ver la final (de la liga mexicana de futbol).

—Personal del SAT: No manches, ¿tienes vuelo?

—Despachador: Sí, llega ahorita el GOR tú crees, como a las 20:00 o 20:15.

—Personal del SAT: Ora, ora… ¿Qué onda Luisito, qué novedades?

—Despachador: Oye, me está comentando el capi que no ha podido contactar al jefe, a Hugo (Geyser Gutiérrez, administrador de la aduana del Aeropuerto de Toluca) a ver si nos echa la mano ahí a la llegada del GOR.

—Personal del SAT: ¿No has hablado con Erick Ríos(subadministrador de la aduana)?

—Despachador: No, el teléfono de Erick no lo tengo.

—Personal del SAT: Ya le estaban dando la atención, ¿no? Es lo que me habían dicho.

—Despachador: Sí, pero no se quién vaya a estar en la aduana.

—Personal del SAT: ¿Y no tienes el contacto? No, pues está Julieta Alonso Sánchez, Miguel Cano César Michua (coordinadores de la aduana), con cualquiera de los tres, o con Diego (Alcántara Becerril, también coordinador).

—Despachador: Ah sí, a Julieta la ubico bien.

—Personal del SAT: Sí, pero con cualquiera de los cuatro son con los que te estas arreglando, ¿no?

—Despachador: Ajá, ok.

—Personal del SAT: Oye, ¿y cuánto te están cobrando ahorita? ¿No te están cobrando muy caro?

—Despachador: No sé amigo, la verdad, ahora sí que el capitán (de la aeronave) es el que ha estado arreglando.

—Personal del SAT: ¿Este Raúl?

—Despachador: Sí, Raúl.

—Personal del SAT: Pues puede ser con cualquiera de los cuatro. Aunque Diego dudo que esté porque también es jefe, pero a lo mejor Julieta, Miguel o César, con cualquiera de ellos tres. Son los que están arreglando la atención para el señor (el empresario a bordo de la aeronave).

—Despachador: Ok, bueno amigo, entonces me doy una escapada para allá a ver quién está.

—Personal del SAT: Sí, allá deben estar.

—Despachador: Ok, sale amigo. Muchísimas gracias. Bye.

El modus operandi de los servidores públicos del SAT suele cambiar de acuerdo con el personaje que vaya a arribar al Aeropuerto Internacional de Toluca, específicamente en el área de vuelos privados, pues la terminal mexiquense recibe 80% de los operaciones de aeronaves privadas del país.

Según fuentes y denuncias presentadas ante la propia contraloría del SAT, una vez que el despachador (personal que labora generalmente en un hangar y está encargado de gestionar los trámites ante las autoridades correspondientes como Migración, la DGAC, la Sagarpa y el SAT) tiene conocimiento que arribará o partirá un vuelo privado, éste busca a los jefes, coordinadores o subadministradores para pedir la “atención” y evitar las revisiones de cualquier tipo.

“La principal consigna es no molestar o pedirle a los pasajeros que bajen de su avión para trasladarse a la sala de vuelos privados a realizar el despacho correspondiente conforme a la normatividad aduanera. Sólo se sube el personal operativo (Diego, Miguel, Julieta o César) a darles saludos de parte del administrador y la bienvenida”, comentó una de las fuentes.

Uno de los asiduos ocupantes de las aeronaves privadas que despegan o aterrizan en el Aeropuerto de Toluca es el empresario Armando Hinojosa Cantú, dueño del Grupo Higa, la firma involucrada en el escándalo de la “Casa Blanca”, del presidente Enrique Peña Nieto, y la “Casa de Malinalco”, propiedad del actual canciller Luis Videgaray.

Un escándalo más que se suma a la administración de Osvaldo Santín y un reto adicional para el próximo jefe del SAT. Édgar Amador Zamora, ex subsecretario de Planeación Financiera en la Secretaría de Finanzas del Distrito Federal, se perfila para ocupar dicha dependencia durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la cual sin duda será una de las más importantes en materia de combate a la corrupción.

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