La cancelación de proyectos estratégicos se está convirtiendo en una constante del nuevo gobierno federal. Sin duda, la más sonada hasta el momento ha sido la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), el cual tenía un avance de 30%. Una decisión que ha significado la pérdida multimillonaria de recursos públicos y un duro golpe para la credibilidad de nuestro país.

Pero el NAICM no ha sido el único proyecto cancelado por la administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador. En su afán por borrar el pasado —sin distinguir lo bueno de lo malo—, la nueva administración está causando un profundo agravio al erario público y está aniquilando proyectos que tenían el potencial de transformar la realidad de millones de mexicanos y mexicanas.

En esta tendencia demoledora, ahora le tocó el turno a un proyecto fundamental para Querétaro y para el Bajío: La Ciudad de las Mujeres. Hace unos días, sin mucha información, se anunció el fin de este proyecto estratégico, destinado a generar un empoderamiento de las mujeres como nunca se había hecho en la historia de Querétaro.

Si bien es cierto que el avance del proyecto no había sido el adecuado al término de la pasada administración federal, el valor regional, humano y social que representaba La Ciudad de las Mujeres exigían no su cancelación, sino su puesta en cauce para su exitosa conclusión.

Garantizar la igualdad entre hombres y mujeres es un requisito básico de cualquier sociedad democrática. Es la única forma que tenemos para conseguir un crecimiento incluyente, generar un diálogo comunitario equitativo y saldar una deuda histórica que nunca debió de existir.

Es evidente y doloroso que en México y en Querétaro persisten diversas formas de violencia y discriminación en contra de las mujeres. Desde sueldos desiguales para trabajos iguales, pasando por disparidad de oportunidades en todos los aspectos de la vida diaria, terminando en uno de los aspectos más detestables y abominables del México de hoy: el espantoso número de feminicidios que ocurren todos los días.

Nos corresponde a todos, gobierno y sociedad, actuar ya y de forma contundente para terminar con este cáncer, el cual representa un lastre para el progreso y desarrollo pleno de Querétaro, del Bajío y del país.

En este sentido, La Ciudad de las Mujeres era una oportunidad sin comparación para comenzar a trabajar bajo un nuevo paradigma de igualdad. Una oportunidad que hoy se ha perdido y que no  se vislumbra su posible reactivación.

De forma diaria, La Ciudad de las Mujeres iba a atender a más de 2 mil mujeres, provenientes de todos los municipios y estados de la región Bajío, en materia de salud, fortalecimiento económico, educación colectiva, atención a la salud sexual y reproductiva, y asesoría jurídica.

Esto quiere decir, que todas estas mujeres seguirán huérfanas del respaldo necesario para tomar el lugar protagónico que merecen en la sociedad, en sus familias y en sus propias vidas. Su salud, su economía, su formación, su patrimonio y su liderazgo seguirán siendo lastimados, porque se ha tomado la decisión política de destruir su esperanza.

Esta lucha no se debe terminar así de fácil. Por mi parte, como representante de las mujeres queretanas, haré lo propio por revertir una acción que en sí misma discrimina el futuro de millones de mujeres y niñas. Y, sobre todo, es fundamental que las mujeres de Querétaro levanten la voz y se hagan escuchar con toda la fuerza que les otorga su dignidad inalienable y su lugar central en la vida nacional. Otorgar herramientas a las mujeres es atender la célula fundamental de toda sociedad, que es la familia.

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