El viernes, en conferencia de prensa en Villahermosa, el Presidente López Obrador, con la actitud que ya lo caracteriza, se burló del expresidente Felipe Calderón a quien llamó “Comandante Borolas” cuando se le cuestionó sobre el contacto que estableció su gobierno con algunos de los grupos armados que ilegalmente operan en el país.

Una vez más López Obrador, ante los errores de su gobierno opta por desviar la atención de los mexicanos hacia otros temas que poco o nada tienen que ver con la pregunta o cuestionamiento que le hacen. En esta ocasión el error de su gobierno es que en lugar de enfrentar a los grupos armados que actúan al margen de la ley, decidió buscar pactar con ellos y con esto y al decir de integrantes de su gabinete, alcanzar la paz social que los mexicanos anhelamos. Sin duda un error. A los delincuentes se les enfrenta y no se pacta con ellos.

Es importante señalar que el mismo Presidente reconoce su error cuando públicamente da la instrucción de suspender dicho contacto (sin duda es un error presidencial ya que no creo que nadie en la Secretaría de Gobernación se hubiese atrevido a una acción semejante sin la aprobación del mismísimo Primer Mandatario). También es importante tener presente que el Ejecutivo Federal da la orden de suspensión hasta que el tema se hace público y es señalado como un grave error en los medios de comunicación y las redes sociales.

Me parece que el Presidente nuevamente se equivoca cuando se burla de Felipe Calderón ya que sin duda pudo hacer el mismo señalamiento pero sin calificar a Calderón. Las razones para calificar como error a su señalamiento son muchas, entre ellas la que se refiere a que el Presidente de la República debiese ser el primero en respetar a la investidura presidencial. Por supuesto que López Obrador tiene el derecho de criticar las acciones de sus predecesores pero nunca burlarse de sus personas. De hecho esta razón aplica para cualquier persona, todos podemos criticar y hasta reírnos de las acciones de terceros pero nunca burlarnos de sus personas. Hacerlo sería atentar contra su dignidad y eso es absolutamente reprobable.

También percibo que con su burla el Presidente no pone el ejemplo que debiese poner sobre la convivencia respetuosa y armónica que debiesen reinar entre mexicanos. Llamar a la unidad no basta, se requiere congruencia en el actuar.

Otra razón es que dicha burla abrió la puerta a las comparaciones entre el actuar de ambos mandatarios y en esta ocasión el Titular del Ejecutivo fue quien “le pegó el garrotazo al avispero” y resultó el gran perdedor como lo podemos constatar en las “benditas redes sociales” que calificaron a López Obrador como un Presidente al que le quedó grande el cargo y en las que se burlaron una y otra vez de su forma de vestir. Burlas que aunque no coincido con la forma de gobernar del Primer Mandatario sí repruebo.

Fuente de los Deseos: Ojalá el Presidente López Obrador pusiera el ejemplo de convivencia respetuosa y de armonía entre mexicanos y asumiera la responsabilidad de enfrentar los problemas sin pretender engañarnos distrayéndonos con comentarios nimios o fuera de lugar. Ojalá el Primer Mandatario fuese el primero en respetar la investidura presidencial.

Comisionado del CECA. @TAMBORRELmx

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