Muchas ocasiones he escuchado que los seres humanos no queremos aprender de la historia y de la experiencia ajena. Nos obstinamos en vivir en carne propia aquello que sabemos que puede suceder ante tal o cual decisión. No aprendemos de los riesgos que lleva consigo exceder límites de velocidad, manejar materiales peligrosos, agotar los recursos no renovables, etc.

Pareciera que necesitáramos vivir eso en lugar de darnos cuenta que tenemos la valiosa oportunidad de aprender de lo ocurrido a otras personas en otro tiempo y en otros lugares para tomar la experiencia como propia. Las noticias cotidianas, los comentarios y consejos de los padres, familiares y amigos, la escuela y la universidad de la vida con su diccionario de sabiduría popular en el capítulo de los dichos, son de los mejores referentes para aprender a no cometer errores propios o repetir aquellos ajenos. 

Así la naturaleza nos comparte escenas como la de esta fotografía, que en su belleza lleva implícito el mensaje de lo que ocurre cuando la sequía se apodera del entorno, la mayoría de veces por el abuso y la omisión de los propios seres humanos. Imagino que es más agradable recordar la belleza que el desastre. Cuidemos el Querétaro nuevo que deseamos conservar.

*Fotógrafo profesional.

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