Formalmente no habían empezado, pero ya latían debajo de la superficie política local. Legalmente no había candidatos locales, pero ya teníamos los nombres. Políticamente aún no salían a la batalla electoral, pero muchos candidatos ya habían empezado a mostrar señales de desgaste.

Como si fuera un cohete espacial en diferentes fases de ignición, tras las precampañas federales, el periodo de intercampañas y las campañas como tal, finalmente arrancaron las campañas electorales queretanas.

Las campañas electorales son batallas que se libran en diferentes espacios y diferentes niveles. Lo que pelea Morena a nivel nacional no es lo mismo que lo que pelea a nivel local. Si a nivel nacional, con su candidato Andrés Manuel López Obrador, son punteros en las preferencias electorales, a nivel local apenas medirán fuerzas para saber cuál es su verdadero alcance.

Lo mismo sucede en el PAN. Mientras a nivel nacional buscan consolidarse como la segunda fuerza y apelar al voto útil para intentar rebasar a López Obrador, en lo local buscan lo que el morenista a nivel nacional: administrar su ventaja de aquí al primero de julio. El único que repite escenario es el PRI, que se muestra en lo local como un partido dividido y sin dirigencia que entienda los tiempos políticos.

Aunque cabe destacar que los primeros escarceos políticos ya habían empezado en las campañas a diputados federales por Querétaro y senadores.

El primer pulso ya lo reveló el gobernador en uno de sus tradicionales lapsus verbales que suele tener: su partido, el PAN, va ganando en todos los distritos federales por Querétaro, excepto en uno, que casualmente está en el municipio de Querétaro. ¿Fue un lapsus o un reproche al desempeño de Marcos Aguilar como alcalde capitalino?

Desde hace varias elecciones, la zona metropolitana se ha mostrado como bastión panista. La zona serrana, mayoritariamente priísta. Ahora con la pelea de los cinco distritos federales, se viene a dibujar un nuevo escenario en el que Morena le apuesta al efecto Andrés Manuel para ganar algo de terreno ante un priísmo impávido que ve cómo su candidato presidencial se ancla en el tercer lugar de la competencia.

La batalla será en los escaños del Senado por Querétaro, aunque no por el primer lugar, donde la dupla Kuri-Murguía tiene una clara ventaja, según la encuesta de la aplicación de Massive Caller. La batalla será por el segundo lugar, quienes obtienen un escaño por primera minoría, entre el candidato de Morena, Gilberto Herrera Ruiz, y el priísta, Ernesto Luque Hudson.

Herrera Ruiz, quien apenas en enero dejó de ser rector de la UAQ y que decía que no se convertiría en un político tradicional, pelea por ese segundo lugar con un 23.3 por ciento de la votación, según la referida encuesta de Massive Caller hasta el corte de este 18 de mayo.

La apuesta de Herrera es llegar por la vía del repechaje, por usar una metáfora deportiva, al Senado. No será la primera vez que lo haga de esa manera. Recordemos que en la elección para rector de la UAQ no aparecía como el candidato puntero; le bastó llegar a la segunda ronda para darle vuelta a la elección. Ahora aspira a algo similar: llegar al Senado como segundo lugar. Ya después tendrá otras batallas por librar.

Sorprende en demasía que el PRI esté en un lejano tercer lugar según la encuesta referida. Una de dos: la maquinaria del PRI ya está oxidada y los simpatizantes comienzan a abandonarla o hay una falla metodológica en ella. Habrá que esperar a otras encuestas sobre la batalla por el Senado.

La otra batalla que se antoja interesante es la de la capital del estado, en la cual por el predominio panista y el desplome del PRI parecería que Luis Bernardo Nava tendría un día de campo, pero la presencia del ex portero de Pumas y América, Adolfo Ríos, postulado por el PES, PT y Morena, causa algo de ruido, pero de eso comentaremos más adelante.

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