Cuando Andrés Manuel López Obrador hablaba, en las plazas públicas, acerca de la austeridad republicana e invocaba al Benemérito de las Américas, don Benito Juárez, con aquella máxima en la que los funcionarios públicos deberían vivir en la honrada medianía que su retribución legal les asegure, las personas ahí concentradas se volcaban en vivas y porras, con una tácita aprobación unánime.

El clamor era unísono, acabar con la burocracia dorada, esa que sucumbe a la tentación de querer una vida burguesa al amparo del servicio público.

Nadie en su sano juicio está en contra de la generación de riqueza, por el contrario, la generación de riqueza es necesaria en el proceso de dinamismo económico. Reza el dicho popular: dinero llama dinero.

Lo que me recuerda al Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en su libro, El Precio de la Desigualdad, “Para decirlo lisa y llanamente, hay dos formas de llegar a ser rico: crear riqueza o quitársela a los demás. La primera añade algo a la sociedad. La segunda habitualmente se lo resta.”

Nuestros burócratas dorados encajan en el segundo supuesto, ostentando sueldos estratosféricos, muy por encima del promedio nacional.

¿Que justifica, por ejemplo, que un ministro de la Suprema Corte de Justicia gane, al día, más-menos, 19 mil 300 pesos, siendo que, por ejemplo, un bombero en la Ciudad de México gana cerca de 18 mil 500 pesos ¡al mes!, menos deducciones?

Hay quienes alegan la responsabilidad de toma de decisiones en el cargo, como justificación para ganar, por día, 19 mil pesos. Bajo esa justificación “técnica”, ¿el bombero que arriesga su vida en el fuego cuánto debería ganar?

Hay quienes aseguran que un ministro de la Suprema Corte, debe ganar lo que gana actualmente por las noches de desvelo que le llevó adquirir sus conocimientos supremos, para estar en condiciones de resolver con plena justicia, como aquel el caso, en el que, liberaron a la francesa Florence Cassez, por ejemplo.

Bajo ambos criterios, ¿cuál sería entonces el sueldo de un médico del sector público, recordando que nada más y nada menos, bajo su responsabilidad y toma de decisiones se planta la vida de los pacientes? Actualmente, tal responsabilidad vale tan sólo 500 pesos diarios, para un médico general A.

¿En qué consiste la diferencia entonces? La respuesta está en que el sistema político de nuestro país se basó, durante muchos años, en una especie de dictadura, tal como lo asegura, otro Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, quien afirmó, hace muchos años, que la dictadura mexicana se fundaba principalmente en cooptar medios de comunicación. Desde luego que tal estrategia alcanzó a los funcionarios públicos, a quienes ,bajo esta lógica, se les permitía adjudicarse un salario lo suficientemente necesario para asegurar su lealtad.

Desmembrar tal sistema de gobierno implica eliminar los privilegios de altos funcionarios. El principio de igualdad entre hombres y mujeres es un principio constitucional general, aplicable para todos, sin excepción alguna.

El solo intento de instaurar en el país un modelo de servicio público, basado en la ética ha exacerbado a los poderes fácticos.

Nadie más que ellos se opone a la austeridad republicana, pero les guste o no, la austeridad va.

P.D. El salario mínimo a partir del 2019 pasará de 88.36 pesos a 102 pesos, y el salario de los trabajadores al servicio del Estado, tendrá un incremento superior a la inflación. Subirán los sueldos de los trabajadores, y para los de arriba no queda más que adaptarse a la justa medianía.

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