José Valdés Chapa, El Señor de la V, dijo que iba a vengar “cada gota de sangre derramada de mi familia”. Luego, salió a la calle. Un juez de control había desestimado las pruebas presentadas en su contra.

Afuera, según autoridades de Morelos, lo esperaba un convoy de cerca de 10 vehículos. Entre los tripulantes, agentes de la Comisión Estatal de Seguridad, CES, detectaron a varios personajes asociados al Cártel del Sur, Guerreros Unidos y una célula de secuestradores ligada a Filogonio Torres Román, procesado en 2015 precisamente por privación de la libertad.

Las mismas autoridades aseguran que El Señor de la V le había dicho al fiscal del estado: “Voy a bajar a toda mi gente y les van a dar en toda la torre, se van a arrepentir”. Lo siguiente que pasó fue que apareció una narcomanta que ofrecía cien mil pesos “por cada cabeza de un policía de Morelos o Mando Único”.

En esa narcomanta, firmada por el Cártel Jalisco Nueva Generación, había también un mensaje dirigido al comisionado estatal de seguridad, Alberto Capella: “Ya están todos tus putitos policías ubicados”.

A continuación desfilaban los nombres, claves y apodos de algunos elementos que el 30 de noviembre tomaron parte en un confuso operativo que culminó con la muerte de seis personas: la madre, la esposa, un bebé y otros tres familiares del llamado Señor de la V.

La versión oficial indica que, siguiendo una llamada anónima, agentes de la Fuerza Morelos arribaron a un domicilio en el que se había reportado gente secuestrada. Al llegar, vieron que hombres armados entraban en la casa. Les marcaron el alto. Uno de los agentes fue agredido y arrastrado al interior del domicilio.

De acuerdo con uno de los participantes en el operativo, las luces de la casa estaban apagadas, todo estaba a oscuras. Y los recibieron a tiros. El agente aseguró que su compañero se arrastraba, intentando cubrirse del fuego.

El tiroteo —dicen las autoridades— duró cerca de dos horas. Se percutieron más de 200 disparos. Los agentes aseguran que los muertos fueron víctimas de “fuego cruzado”.

Las autoridades presentaron dos audios, supuestamente grabados en el lugar de los hechos, en el que un joven habla con alguien por teléfono y le da los nombres de las personas que siguen vivas. Su interlocutor le pide, en dos ocasiones, que borre el registro de llamadas. “Ira, ahorita borras la llamada, para que no vayan a buscar mi número”.

El abogado de Valdés Chapa desconoció los audios y aseguró que las víctimas no tenían armas, no habían disparado y tenían tiro de gracia (el fiscal replicó que no había evidencia técnica o científica de esto último).

Uno de los hijos de Valdés Chapa declaró que las víctimas se habían escondido en un baño y que habían gritado para anunciar que se iban a entregar: “Los oficiales respondieron que no importaba eso, que iban a matar a todos, que no iba a quedar uno vivo”, dijo.

Evidentemente aleccionado, el joven agregó que, al salir, los oficiales les preguntaron que qué le habían hecho a Capella, “que por qué les mandó hacer esto, que por qué tanto coraje”.

El juez determinó que no había elementos para acreditar una acción de flagrancia, y que los casquillos presentados no coincidían con las armas aseguradas. Valdés Chapa fue liberado.

En las fichas del gobierno de Morelos, El Señor de la V aparece como operador del Cártel del Sur, en alianza con Guerreros Unidos, el Cártel Jalisco Nueva Generación y la banda de Los Linos. Fue detenido con armas en dos ocasiones: en mayo de 2007 y en enero de 2017. A principios de año una narcomanta lo acusó de estar protegido por el gobierno del estado, “fuerzas militares, federales y municipales”, y lo señaló como “jefe del cártel de la sierra del sur, productor y exportador de Amapola y distribuidor de cocaína en guerrero (sic) y sus alrededores y responsable de ejecuciones y desapariciones mismas hechas por sus lugartenientes Lino Aldama y Rodolfo Aldama”.

Según el gobierno estatal, la casa en que Valdés fue aprehendido es “uno de los domicilios registrados como de Crispín Gaspar Cortez”, a quien autoridades ubican como jefe de plaza del Cártel Jalisco en Temixco, Emiliano Zapata, Jiutepec, Puente de Ixtla y Xochitepec.

El viernes pasado, autoridades federales urgieron a que los elementos de la Comisión Estatal de Seguridad y sus familias extremaran precauciones. Morelos podría estar a punto de sumergirse en otro episodio de violencia, y de días negros.

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