El pasado primero de septiembre inició un nuevo año legislativo. Para quienes consideran que después de las llamadas reformas estructurales, por la vía de los hechos, esta Legislatura terminaba, se equivocan. En el Congreso sigue pendiente una intensa agenda en muchos de los ámbitos de interés nacional.

En diversos círculos de opinión ha llamado la atención que este año legislativo las presidencias de las Mesas Directivas de ambas cámaras del Congreso de la Unión estén encabezadas por legisladores del Partido de la Revolución Democrática.

El PRD ha demostrado que puede ejercer la titularidad de órganos del Estado mexicano con responsabilidad e institucionalidad republicana. Debemos acostumbrarnos a ver a la oposición en responsabilidades de Estado. Consideremos que estamos en una era de lo inédito. Hace tres décadas existía sólo una visión política en el Congreso, ahora existe pluralidad. Hace 25 años el Distrito Federal era un apéndice del gobierno federal, ahora tiene un gobierno propio y estamos muy cerca de dar un paso significativo en su vida política; hace unas cuantas décadas el voto ciudadano poco importaba, ahora ya contamos con una Ley de Consulta Popular y se encuentran en trámite varias peticiones para hacer efectivo ese derecho.

Este año legislativo es intenso y debemos prepararnos para enfrentarlo de la mejor manera posible. Los órganos de gobierno de ambas cámaras del Congreso de la Unión hemos decidido impulsar una agenda del Congreso.

No una lista de prioridades de un grupo o de una cámara, sino una agenda del Congreso propiamente dicha. Cada cámara tiene una lista de pendientes, pero de lo que se trata es de identificar temas de consenso para que el Congreso en su conjunto pueda ofrecer resultados palpables a la sociedad.

En el horizonte próximo se vislumbran varios temas. Algunos compartidos y otros de materia exclusiva de algunas de las cámaras. Se encuentra en proceso la glosa del Segundo Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y el análisis del Paquete Económico para el 2015; el proceso legislativo de la iniciativa preferente que el pasado primero de septiembre el Presidente de la República envió a la Cámara de Senadores relativa a la protección de niños, niñas y adolescentes.

Tenemos pendiente el nombramiento, ratificación u objeción de una larga lista de servidores públicos que tendrá que arrojar integrantes y titulares de importantes órganos del Estado.

La reforma política del Distrito Federal es uno de los temas que deberá concretarse pronto. Están dadas las condiciones para que así sea.

Una de las asignaturas pendientes es el combate a la corrupción. Mientras no se combata realmente a la corrupción, ninguna de las reformas tendrá éxito.

La sociedad mexicana necesita un Congreso cercano a sus necesidades, aspiraciones y anhelos. Además de estas importantes reformas, trataremos de incorporar temas que afecten el entorno cercano de la población como el empleo, el salario, la movilidad, la seguridad y sus libertades y derechos.

No se puede soslayar que daremos especial seguimiento a los efectos de la aplicación de las llamadas reformas estructurales, particularmente en materia de energía y telecomunicaciones. Por medio de la integración de una comisión especial acompañaremos el proceso de construcción del nuevo aeropuerto que en días pasados anunció el titular del Poder Ejecutivo.

Desde nuestra visión el país requiere un Congreso fuerte para hacer efectivo el equilibrio de poderes. El Congreso sólo será fuerte si somos capaces de construir al interior los consensos necesarios para aprobar reformas que atiendan las necesidades de la gente, que mejore la relación con los estados y el Distrito Federal, y que ejerza plenamente sus atribuciones de seguimiento y control de los otros poderes de la Unión.

Presidente de la Mesa Directiva del Senado

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