¿Has escuchado de la actitud “ganar-ganar” descrita por Stephen Covey en su libro Los 7 Hábitos de la Gente Efectiva? Es un concepto comúnmente utilizado en diversos ámbitos sociales y empresariales, cuyo principio es desarmar la idea utilizada por décadas del bando de los ganadores y los perdedores para acercar una tercera alternativa donde todos podemos obtener el mayor beneficio posible de un trato o relación. El concepto toma auge durante los 90´s al buscar suavizar la competencia desmedida generada por la Generación X, para quienes su meta era quedar en la cima, lo antes posible y no importando cómo. Esta teoría genera las cuatro opciones entre perder y ganar y establece que cuando se mezclan ambas, (ganar y perder), con el tiempo todos perdemos, principalmente por la percepción de desequilibrio. Al final, el concepto “Ganar-Ganar”, es una actitud de vida. Habla de gente proactiva, comprometida con el “nosotros”. Es una filosofía de interacción humana basada en nuevos y más justos hábitos. Hace algunas semanas te hablé sobre cómo cambiar de vendedor a consultor. Esa ocasión hice referencia a este término como una actitud que implica generar el mayor beneficio en la relación calidad, rapidez y coste tanto para la empresa en que trabajamos como para cualquiera de nuestros clientes. Significa comprometerte con obtener lo mejor posible para ambas partes. Para la compañía, generando negocios rentables, con una base de clientes a largo plazo, e invitando a que todos los actores involucrados en la empresa participen de la solución al cliente y obtengan la información necesaria para tener mejora continua en sus respectivas áreas. Desde el punto de vista del Cliente, sentirá que recibe justo el servicio que cumple con sus necesidades, sin excesos ni limitaciones. Tiene mucho que ver con el servicio al cliente y saberse cobijado por el conocimiento y actualización de los expertos en el área específica. Hasta ahí, la teoría cumplía con las condiciones esperadas por la parte empresarial. Sin embargo, agrego un tercer “Ganar” a la ecuación. Este nos representa a nosotros mismos implicados en el proceso. Es decir, invito a establecer una relación “Ganar- Ganar- Ganar” que considere un trinomio de máximos beneficios para la empresa, el cliente y el vendedor (empleado). Es cada vez más evidente que las compañías tiene que poner de su parte para mantener al talento humano dentro de sus filas. Esto implica hablar de compromisos mutuos entre la empresa y el colaborador. Si este da su mejor esfuerzo, actitud e interés en traer clientes sanos y duraderos, merece también obtener beneficios diferenciados por su esfuerzo. Y estos no necesariamente están relacionados siempre con mayor ingreso en su bolsillo. Entendamos que nuestras necesidades no son solo monetarias. Al igual que la inteligencia requerida en un empleado no solo es cognitiva sino emocional, hay diversos beneficios y satisfactores que un colaborador puede obtener de la empresa donde decide colaborar, más allá de los beneficios económicos. Ahora, si bien la empresa debe tomar parte del compromiso, los colaboradores también debemos expresar aquellas condiciones que nos parece pueden traer un diferenciador a favor en nuestras vidas. Una vez más dejamos claro que las relaciones son de compromisos mutuos y en este caso, incluirnos en la ecuación ganadora, nos hace involucrarnos responsablemente con nuestro trabajo al mismo tiempo que alcanzamos la felicidad al preocuparnos por los demás. *Instructor vivencial y conferencista de vida.

Google News