La vida hoy día se ha venido tornando difícil y muy compleja en todos los ámbitos y a lo largo y ancho del planeta. La política, la economía, la religión, por citar aquellas actividades del ser humano que pretenden que se transite mejor la vida, combatiendo la brecha azarosa de la desigualdad social y la manera de encontrar un refugio espiritual que brinde la fortaleza necesaria para resistir el viaje mismo. Por otro lado, las adicciones, la xenofobia, la inseguridad, el terrorismo y muchas otras expresiones de la parte más oscura de la propia humanidad. Si a eso sumamos otras, como el cambio climático, los terremotos, inundaciones, contaminación, deforestación, etcétera, hacen que el panorama para nosotros y las nuevas generaciones se antoje en ocasiones desolador.

Miren que siempre me he jactado de ser un verdadero optimista y de utilizar frases como “los problemas se hicieron para resolverse”. Sin embargo, hay días donde uno mira el panorama, sabiendo que el reto es caminar hasta la acera de enfrente, pero en lugar de calle te encuentras una imagen parecida a ésta, donde por lo menos sabes que hay un enorme caimán hambriento acechando, mientras desconoces absolutamente todo lo demás que oculta el entorno y no tienes a la mano más que tus ilusiones y tus sueños para seguir adelante. Es entonces momento de serenarse y ver las cosas desde otra perspectiva para continuar el día a día buscándole el lado amable a la vida, también en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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