Nos acercamos a un momento de suma importancia para la democracia de nuestro país. El tiempo se acorta para llegar a una nueva serie de elecciones, la más extensa de la historia. En muchos estados ya se han configurado los liderazgos políticos que estarán participando en las elecciones. Pero también la entidad facultada para organizarlas y llevarlas a cabo, el Instituto Nacional Electoral (INE), se ha mostrado consciente de las particularidades que demandan. ¿Qué consideraciones hay al respecto?

Las elecciones del 6 de junio serán las elecciones más grandes que México haya tenido por una variedad de razones. Una de ellas es su extensión: se votarán 15 gubernaturas, es decir, casi la mitad de las entidades federativas, además de mil 926 ayuntamientos y alcaldías, 300 diputaciones federales y 22 cargos auxiliares. Una de esas gubernaturas es la de Querétaro, un interesante espacio que busca ser ganado por Morena y continuar su esparcimiento en el territorio nacional.

A partir de la llegada del gobierno panista de Querétaro en 1997, el estado ha experimentado alternancia política. Hubo dos administraciones del Partido Acción Nacional (PAN), luego una del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y actualmente está por culminar otro periodo del primero. Pero, a pesar de la alternancia que ha existido en la entidad, se ve muy complicado que el partido tricolor pueda regresar al gobierno.

La administración presidencial pasada dejó muy mal parado política y legítimamente hablando al PRI. Los escándalos de corrupción, los malos manejos, los lujos excesivos, etc., mermaron la confianza del electorado y precisamente provocó, junto con otras razones, el triunfo de Morena en 2018. Por ende, la reconstrucción del priísmo es un suceso en curso que le permite participar al partido en las elecciones, aunque no se espera que mágicamente regrese a los niveles de apoyo que en los años pasados recibía. En cualquier caso, no hay que desestimar la estructura del priísmo.

También a pesar de la alternancia, Querétaro se ha considerado un baluarte del panismo a nivel nacional, por lo que mantenerlo es imperativo para el PAN, y de la misma manera, es un interés central para Morena poder controlarlo. No es como tal, desde luego, pero es una especie de trampa de Tucídides en la entidad queretana. ¿Quién vencerá en junio? El ascenso de Morena en el país ciertamente generaba las condiciones para que la gubernatura estuviese muy peleada, y el escenario y contienda políticos que se vislumbraba en el estado era cada vez más interesante. No obstante, las erróneas decisiones morenistas han fragmentado este panorama, provocando que la balanza se corra más de un lado que del otro, y no es precisamente del suyo.

Este mismo escenario se estará replicando prácticamente en cada una de las 14 elecciones a gubernaturas restantes, por lo que genera otra razón para apreciar las elecciones de junio como las más grandes de México hasta ahora. Pero, además, una situación que hace de estas elecciones un evento sui generis es el panorama actual del país. La pandemia de Covid-19, a pesar de los datos y declaraciones que dictan a diario las autoridades, ha golpeado muy duro a la población y, a diferencia de otros países como Estados Unidos de América y Reino Unido, aquí la vacunación es lenta y utilizada como un mecanismo de beneficio electoral.

Pero lo que hay que recalcar es que para el 6 de junio muy difícilmente una gran parte de la población mexicana estará vacunada, lo que significa un obstáculo para la participación democrática, sobre todo de grupos vulnerables en la pandemia. El INE es consciente de las medidas sanitarias y operará con el mejor ánimo para garantizarlas, sin embargo, eso no asegura la participación de las personas, lo que podría generar un vicio a ser explotado.

niels.rosas@gmail.com
@NielsRosasV (Twitter)

Google News