En días pasados en la ZMQ, como aconteció significativamente en la Cd. de México y en otras ciudades del país, las inundaciones provocaron estragos diversos, evidenciando un fenómeno que se repite cada año, afectando la infraestructura pública y en el patrimonio de particulares. Los daños están relacionadas con el crecimiento acelerado de las urbes, llevado a cabo en un contexto de mala planeación y deficiente ejecución de dicho crecimiento, a través de los años y mayormente desde la segunda mitad del siglo XX.

La población mexicana creció 7 veces en los últimos cien años y la ZMQ aumentó de 324 mil habitantes que se tenían en 1980 a poco más de dos millones en los últimos años. Asimismo, el desarrollo inmobiliario actual se está dando a una tasa del orden del 6%. Debe señalarse, que el municipio de Querétaro se encuentra entre los principales quince municipios en México que aportará uno de los mayores crecimientos de población al país.

Uno de los principales retos que afronta el gobierno estatal y los municipales de la ZMQ, es otorgar los servicios básicos al menos con la misma velocidad del crecimiento, pero de hecho existen rezagos acumulados, lo que se refleja en pérdida de calidad de vida, como es el caso del aumento en los tiempos de traslado, vialidades insuficientes y colapsadas y sus múltiples implicaciones, así como infraestructura de transporte deficiente, drenaje disfuncional, fraccionamientos y diversas infraestructuras ubicadas aguas abajo de bordos (es el caso de edificaciones abajo de los bordos en el Tángano o en el municipio de Corregidora, con fraccionamientos como el Bahamas) y en el trazo de los cauces naturales. Se observa la construcción de complejos comerciales y habitacionales que exceden la capacidad de las vialidades que impactan; por otro lado, se carece de infraestructura pluvial eficiente y se padece el fenómeno de la subsidencia (hundimiento) en el valle, por la sobreexplotación de los acuíferos, lo que propicia inundaciones.

La semana pasada, ante las lluvias que tardíamente llegaron a nuestra entidad, se observaron las consecuencias del desorden urbano, escurrimientos en desarrollos habitacionales ubicados en zonas de lomerío, en laderas, a través de calles carentes de pavimento, lo que ocasiona el arrastre de sedimentos según la fuerza de los escurrimientos, erosión y azolves aguas abajo, lo que es más notorio en asentamientos irregulares. Sin embargo, en nuevas zonas residenciales y diversos desarrollos inmobiliarios, así como en obras de infraestructura pública, el manejo de las terracerías resulta deficiente, cuando el material se encuentra suelto es fácilmente levantado por el viento, provocando contaminación atmosférica por partículas; asimismo, cuando llueve el material es arrastrado por los escurrimientos afectando vialidades y drenajes, además de provocar azolve en la infraestructura pluvial.

Ha sido notorio e insalubre, que las aguas negras se mezclen con las aguas pluviales durante la lluvia en la ciudad, dando lugar a un olor fétido y a las aguas contaminadas que inundan las calles, lo que señala la necesidad de mejorar la infraestructura.

El crecimiento de la ZMQ genera modificación de la hidrología urbana y el aumento de caudales que tienen que drenarse a través de una infraestructura pluvial que no tiene capacidad para recibir más agua y más rápido, lo que acentúa el problema de las inundaciones y daña diversas infraestructuras, como las vialidades, en las que pronto aparecen nuevos baches y los viejos se agrandan.

El valle de la ciudad de Querétaro ha recibido aluviones desde antes de que existiese la ciudad; tenemos un valle cuya génesis habla de inundaciones que de forma natural suceden y que empeoran ante el crecimiento vertiginoso y mal planeado de la ZMQ.

Ex Rector de la UAQ. zepeda@uaq.mx

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