Ha sido frecuente que en la temporada de lluvias y por efecto de los huracanes se generen un cúmulo de afectaciones a la infraestructura pública y privada de Querétaro, de nuestro país y en todo el mundo. Los ríos, bordos y presas llegan a ser rebasados por los escurrimientos que producen las precipitaciones pluviales, lo mismo sucede tanto en grandes centros urbanos como en poblaciones pequeñas.

En las ciudades los sistemas de drenaje pluvial frecuentemente resultan insuficientes, tal es el caso de nuestra Zona Metropolitana de Querétaro (ZMQ), en la que si bien es justo reconocer que son de gran utilidad, también debemos advertir, ante los hechos, que llegan a ser rebasados. Los bordos que se han construido para proteger a nuestra ciudad contra las inundaciones han sido de gran beneficio, pero no son capaces ante cualquier posibilidad de la naturaleza.

Las presas y bordos se construyen considerando un periodo de retorno. El periodo de retorno es uno de los parámetros más significativos a ser tomado en cuenta en el momento de dimensionar una obra hidráulica destinada a soportar avenidas, por ejemplo los bordos y presas para control de inundaciones o una obra que requiera cruzar un río o arroyo con seguridad, como puede ser un puente. El período de retorno, generalmente expresado en años, puede ser entendido como el número de años en que se espera que mediamente se repita un cierto caudal, o un caudal mayor.

Las obras hidráulicas a construir para canalización de aguas de lluvia en ciudades como la nuestra podrían considerar periodos de retorno de 50 años a 100 años. A mayor periodo de retorno, mayor costo de la infraestructura. Las obras de ingeniería no se diseñan para resistir cualquier acontecimiento, sería inviable económicamente, puede ser el caso de terremotos o el de avenidas a controlar a través de obras hidráulicas o en sistemas de drenaje pluvial.

En nuestra ZMQ, como está sucediendo en todo el mundo, las obras realizadas para el control de inundaciones se basaron en las estadísticas hidrológicas de su tiempo, pero ante el cambio climático, sus posibilidades de control se han visto reducidas.

Los huracanes han aumentado su frecuencia, hoy en día se producen el doble de huracanes que hace 100 años. El aumento de la temperatura de la superficie de los océanos provocada por el cambio climático es la causa principal para este incremento. Aproximadamente 60% o 70% del aumento de la pasada década puede ser atribuido directamente al calentamiento causado por los gases con efecto invernadero. Los ciclones y los huracanes se muestran cada vez más destructivos, la cuantía de los daños se ha doblado en las últimas décadas y esto parece tener una fuerte relación con el aumento de la densidad de población, hay más para destruir.

La forma de atender la problemática de las inundaciones en la ZMQ debe considerar la construcción de bordos y presas donde resulte factible. También deberán ampliarse las capacidades de la infraestructura existente, cuando resulte viable. Es necesario intensificar la reforestación y desarrollar sistemas que permitan retener lo más posible el agua, tal es el caso de la construcción de terrazas.

La planeación del desarrollo urbano es fundamental y requiere, de manera imperativa, tomar en cuenta los cambios que se generan en la hidrología urbana por la deforestación y por los fraccionamientos que a pasos agigantados se han extendido en nuestra ciudad, afectando los escurrimientos y propiciando la concentración de los mismos en un sistema de drenaje pluvial que no tienen la capacidad para dar la respuesta que se le demanda.

A esto, se suma la destrucción de viejos bordos que han tenido un papel mitigador de las inundaciones.

Procurador del Medio Ambiente

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