La palabra, la opinión, la crítica, mueven sociedades y alientan la construcción de las mismas. En un ejercicio de intercambio de ideas, podemos aseverar o suplantar aquellas posiciones que se dicen ciertas e incuestionables. La facultad de comunicarse de manera libre y sin transgredir es un derecho de todos; y por otro lado, forma parte de una obligación si hablamos de ejemplos como el voto, en donde se debe cumplir con el deber ciudadano de elegir a nuestros gobernantes, y al mismo tiempo, sujetar que nadie viole nuestra autonomía para expresar nuestra decisión.

Desde diferente óptica, estimado lector, podemos percibir que algunas veces este derecho, y en algunos casos necesidad, se ve limitada por diversas causas. Indeterminado alumno que sufre bullying, por miedo, inseguridad o pena no lo dice, por lo que genera específicamente este fenómeno de conducta opresiva; se limita el libre albedrío.

El caso mediático del cese del director técnico de la Selección mexicana de futbol por agredir a un periodista deportivo solamente por no concordar con sus razonamientos. En otra esfera, se vivía la constante discriminación a la unión del mismo sexo para celebrar el matrimonio, se veía privada su capacidad de demostrar sus afecciones personales; hoy gracias a lo establecido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en favor de las personas con preferencias homosexuales, cualquier Código Civil que prohiba la celebración de este acto jurídico, no tendrá validez. Hay la posibilidad de apelar ante una instancia de mayor grado, lo que ya se estableció por la Corte como válido.

Como mencionaba en artículos pasados, los debates son nutridos y fundados en cifras, historia, acontecimientos recientes, declaraciones y un sin número de precedentes que aportan a la estructuración de un pensamiento sólido. Comparado con nuestro sistema autoritario del pasado, tenemos un gran avance: la mayor apertura se suma a la creciente participación de la voz ciudadana. Debemos mencionar también el hilo negro, ya que México es uno de los países con más rezago en el tema de maltrato a periodistas. El coartar la libertad de expresión es una manera de suprimir los pensamientos y por tal circunstancia, se es víctima de la imposición de opiniones ajenas.

Cada persona tiene una creencia especial, una forma de pensar, así como razones y motivos para ser y decir lo que dice ser. En las líneas de Mario Vargas Llosa, se reflexiona sobre lo antes mencionado: “Todas las dictaduras, de derechas y de izquierdas, practican la censura y usan el chantaje, la intimidación o el soborno para controlar el flujo de información. Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación”.

En 1951, el entonces presidente Miguel Alemán Valdés, estableció el día 7 junio como el Día de la Libertad de Expresión. Años más tarde, en el año de 1976, el ex presidente Luis Echeverría, determinó que también en ese día se entregaría el Premio Nacional de Periodismo. Sigamos conmemorando y ejerciendo este derecho vital.

Friedrich Nietzsche decía lo siguiente: “A veces la gente no quiere escuchar la verdad, porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas”.

Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac Querétaro.

@siarellano5

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