El Querétaro Aerospace Summit en su reciente edición de Agosto de 2017 nos ha dejado un sabor de boca ampliamente esperado. En los días del evento, que se vivieron en nuestra capital del estado en el Querétaro Centro de Congresos, la concurrencia de compañías, centros de investigación, instituciones educativas y por supuesto autoridades de reconocimiento en el sector, pudimos constatar que esta industria no solo sigue tomando altitud y velocidad, sino que aquellas turbulencias provenientes de: las especulaciones respecto al planteamiento de las relaciones con el vecino del norte, la reciente renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aquellos vientos que en contra o a favor, depende del cristal con que se miren -recordando que los aviones despegan con viento en contra, como mero corolario técnico-, de aquello que se avecina en los procesos electorales presidenciales en los que habrá de embarcarse nuestro país en próximos meses; todas estas turbulencias parecen en resumen estar fortaleciendo la credibilidad que nacional e internacionalmente existe sobre este sector y sobre sus resultados en los últimos años.

La premisa anterior no deja de lado que las organizaciones empresariales y las dependencias gubernamentales más representativas e involucradas en este demandante sector han detonado estrategias que buscan sostenidamente virar el curso de la aeronave a horizontes con mayor impacto nacional, donde no solo se pueda seguir creciendo, sino que dicho crecimiento sea mucho más orientado por verdaderas políticas de largo plazo, de mayor integración de contenido nacional y de mayor valor agregado en aquellos productos o servicios que se desarrollan en nuestro país.

Uno de estos esfuerzos es el del desarrollo de la cadena de proveduría para el sector de la manufactura aeronáutica, tópico ampliamente discutido y anunciado desde la llegada de grandes OEMs (Original Equipment Manufacturer, por sus siglas en inglés), cuyo compromiso de llegada incluía entre otros, el apoyar al estado mexicano a desarrollar una cadena de proveduría que habría de integrarse al desarrollo detonado originalmente por estas extranjeras. Los esfuerzos y la voluntad han sido encomiables, los resultados en la realidad han sido otros.

La tarea no es sencilla, el esfuerzo de encadenar oferta y demanda, el análisis de brechas tecnológicas, logísticas, y de capacidades para la manufactura, entre otras, han demandado un esfuerzo titánico que debe culminar no solo con la identificación de los actores, las tecnologías, paquetes o programas de trabajo, sino además debe aventurarse a proponer metodologías innovadoras o disruptivas que se constituyan, con los ajustes y blindajes, en programas de trabajo susceptibles de elevarse a instrumentos de política pública que permitan dar rienda suelta a las entidades de la república cuya tradición, empuje o visión les de para incrementar su participación, o para incorporarse al sector, sector que dicho sea de paso viene anunciando una cantidad enorme de trabajo de manufactura, mantenimiento o servicios de ingeniería para las siguientes décadas a nivel mundial.

La aeronave se encuentra en pleno ascenso, cada vez más cerca de alcanzar velocidad y altitud de crucero, con tripulación y pasajeros ávidos por una participación más activa que solo seguir ciegamente el plan de vuelo o mirar por la ventanilla, con una intención por demás abrumadora por demostrarle al mundo que la industria aeroespacial mexicana tiene la actitud para valor más alto y para llegas más lejos.

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