Ser políticamente incorrecto es más correcto

La “bola” de aspirantes a candidatos ciudadanos a la Presidencia de la República, al Senado y a la Cámara de Diputados federal no puede quejarse de las reglas del juego electoral; de que el sistema político les puso obstáculos y la vara muy alta, para sacudírselos.

Todos conocían de antemano el umbral de los apoyos necesarios para aspirar y suspirar, de acuerdo con la ley. Sabían en la que se metían. Nadie se quejó de la meta de 866 mil 593 firmas para respaldar su ambición de competir. Se vale chillar, pero no acusar…

Es falso que 1% de la lista nominal de electores sea un piso muy elevado para acceder a la competencia electoral. En otros países, como Estados Unidos, cualquier candidato independiente está obligado a recabar el doble.

Nuestra democracia no puede darse el lujo de abrir las puertas a cualquiera que no compruebe una representatividad mínima; no necesitamos otra jarana carnavalesca y cachondona.

Estamos de acuerdo en que para lograr el objetivo de aparecer en la boleta electoral la criticada aplicación creada por Grupo de Tecnología Cibernética —por la cual el INE pagó casi 5 millones de pesos— es lenta y desesperante. Todos los precandidatos independientes coinciden en que poco ayuda y mucho estorba a la credibilidad del proceso electoral. La aspirante zapatista, María de Jesús Patricio, Marichuy, ve errores y horrores; una “chambonada mayúscula”, según el escritor y periodista Juan Villoro.

Sin embargo, hasta el último corte del INE, anoche, 41 de 48 aspirantes a una candidatura presidencial habían acumulado casi 250 mil adhesiones (Margarita Zavala más de 90 mil; El Bronco 83 mil; Marichuy 25 mil; Ríos Piter pasa de 20 mil; Ferriz unas 16 mil y pico).

(Aprovecho para anotar que, según el INE, los 55 aspirantes independientes registrados para el Senado suman poco más de 74 mil apoyos —sobresale Pedro Kumamoto, de Jalisco— y los 184 ciudadanos que buscan ser diputados federales han recibido más de 158 mil).

Aun así, el INE, tremendamente politizado, que ha cargado con culpas y errores, se ha visto forzado a doblar las manos. El árbitro electoral, convertido en el villano favorito de este drama, ha reblandecido la coraza; anuncia una “app” mejorada que funcionará mejor en 7.5 de cada diez teléfonos móviles (smartphones) utilizados en el país, según datos del Inegi. También acuerda ampliar una semana el plazo para recolectar adhesiones y autorizar el uso de papel y fotocopias en aquellas zonas donde la cobertura de la telefonía móvil resulta precaria.

No podemos soslayar que en este episodio ruidoso también observamos buena dosis de dramatismo, improvisación, falta de habilidad, incapacidad de movilización y profesionalismo entre los actores trepados en el escenario para persuadir a la ciudadanía de que el cambio anhelado no llegará por la vía de la partidocracia tradicional.

Si los aspirantes ciudadanos no tienen el suficiente liderazgo para convencer a 1% de los electores, imagínese en la contienda constitucional, o peor, visualícelos tratando de hacer funcionar a las instituciones del Estado.

Insisto en que, a estas alturas, nadie puede decirse engañado. Quienes hoy se quejan de una confabulación del sistema para evitar la participación ciudadana, se victimizan, mienten y manipulan.

Se equivocan quienes piensan que competir, primero por conseguir apoyos, y luego votos, es “enchílame otra gorda”.

EL MONJE PREVISOR: ¿Atención, atención señoras y señores independientes! Ya viene el Buen Fin. Aprovechen las ofertas. Pidan apoyos a 6 meses… con todos sus intereses. Si no les alcanzan, guárdenlos para “jugársela” de nuevo en las elecciones de 2024. Mientras, por favor, no se dejen atrapar entre los prejuicios y el círculo rojo; no sean tan incorrectos.

*Para obtener los datos actualizados de los apoyos acumulados hasta ahora por los aspirantes independientes a cargos de elección popular, visite la página: .

Google News