Permítanme referirme en la presente opinión a la atención apremiante que debemos otorgar a una variante de contaminación relacionada con los envases, embalajes y empaques de los productos que utilizamos de manera ordinaria los mexicanos.

Los cuales se encuentran integrados en los llamados Residuos Sólidos Urbanos (RSU), que son aquellos generados en las casas habitación que resultan de la eliminación de los materiales que utilizan las personas en sus actividades domésticas, de los productos que consumen y de sus envases, embalajes o empaques; los residuos que provienen de cualquier otra actividad dentro de establecimientos o en la vía pública con características domiciliarias; y los resultantes de la limpieza de las vías y lugares públicos.

En este sentido, en nuestro país se estima que sólo el sector manufacturero consume en empaques y embalajes más de 100 mil millones anualmente, de entre los cuales tres subsectores consumen el 83% de estos insumos: bebidas y tabaco, 36.6%; alimentario, 32.3%; y químico, 14.4%, donde cerca de la mitad de los empaques de este último son destinados a jabones y productos de limpieza, y otra parte sustancial a la industria farmacéutica.

Adicionalmente, las manufacturas de minerales no metálicos (en donde se encuentran los productos de vidrio) consumen el 4.1%; mientras que la industria de papel el 3.9%.

El problema es que muchos de estos envases, empaques y embalajes llegan al consumidor final y al desecharlos se produce cierto tipo de basura que inicia un ciclo de contaminación sistémico y creciente, afectando suelo y agua, precisamente por las características de estos desechos.

Si bien numerosos de los materiales que los componen son reciclables o reutilizables, una inadecuada separación con otro tipo de basura, así como la insuficiencia de cadenas o sistemas de reciclaje, revalorización o reúso, implica que sean llevados ineficientemente a rellenos sanitarios o a confinamientos, generando con ello problemas de disponibilidad de terrenos, onerosos costos de transporte, contaminación de suelo, aire y agua, problemas en la salud de las personas, etc.

En México el problema es agudo dado que reciclamos únicamente entre el 9 y el 12% de la basura en general, mientras que el promedio reportado en los países de la OCDE es del doble, llegando inclusive a niveles del 47 o 56% en Alemania o Corea del Sur respectivamente.

Así, bajo el sustento de los artículos 4° y 25 de nuestra Constitución Federal donde se establece que toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar, y donde se define que bajo criterios de equidad social, productividad y sustentabilidad, se apoyará e impulsará a las empresas sujetándolas al uso de los recursos productivos, cuidando su conservación y el medio ambiente; es que presentaré una iniciativa para facultar a la Federación y a las entidades federativas para que expidan normas oficiales mexicanas que establezcan los criterios para la utilización de materiales biodegradables en envases, empaques y embalajes; incentivando que las empresas reduzcan gradualmente el uso de materiales que no lo sean y que proporcionen al consumidor contenedores accesibles para la colocación de los residuos sólidos que generan sus productos, propiciando con ello el fácil reciclamiento y reuso de los mismos.

La reforma que propondremos aporta sustentabilidad a nuestro consumo diario de bienes de todo tipo. Ya no deben existir envases, embalajes o empaques de los productos que utilizamos que sean dañinos para el medio ambiente. Esa es la meta y es un compromiso que debemos asumir todos en el país, además de que se trata de una sentida demanda en Entidades Federativas como mi querido Querétaro, donde la falta de visión y políticas de mediano y largo plazo en materia ecológica choca con el dinamismo económico que registramos desde hace más de una década, orillándonos a sufrir las consecuencias de una mala planificación de nuestras principales ciudades, especialmente relacionadas con el crecimiento acelerado de los residuos y con el malogrado modelo para su manejo.

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