Desde hace varios años, en esta sección de Opinión, se ha insistido en la necesidad de atender la problemática de los incendios que se presentan en las zonas forestales, agrícolas y en las urbanas; sin embargo, las acciones observadas para evitarlos han sido mínimas. Cada año, en la temporada de sequía, se repiten las contingencias por incendios; en estos días ha destacado el acontecido en Jalpan de Serra, aún no del todo controlado, el cual ha arrasado cerca de 3 mil hectáreas de la reserva de la Biosfera Sierra Gorda. La cantidad de incendios forestales acumulados en Querétaro hasta el 23 de mayo han sido 72, el más grave es el que ha ocurrido en Jalpan, para lo cual se han sumado esfuerzos del Gobierno del Estado de Querétaro, de la Conafor, el apoyo de varios helicópteros facilitados por el Gobierno del Estado de Aguascalientes, por la Fuerza Aérea Mexicana (recordemos el lamentable accidente y la pérdida de cinco vidas tras caer un helicóptero la Secretaría de Marina que participaba en el combate al incendio), del Gobierno del Estado de Querétaro para traslado de personal, otro rentado por la UAQ gracias a una colecta y una aeronave privada, así como la participación de cerca de 400 personas combatiendo el siniestro. La problemática derivada de los incendios en esta temporada ha sido muy significativa, tanto en Querétaro como a nivel nacional.

A mediados de este mes de mayo y durante varios días, la Ciudad de México padeció las contingencias ambientales más críticas de su historia, por la gran cantidad de incendios que han ocurrido en regiones aledañas a la metrópoli y en ella misma. Se activó el plan de contingencia ambiental extraordinaria, tras superar el nivel de partículas PM2.5, una mezcla de dióxido de carbono, vapor de agua, monóxido de carbono, hidrocarburos y otros químicos orgánicos, que se origina por la quema de material orgánico e incendios forestales.

La mala calidad del aire se acentuó el lunes 13 en que se registraron 23 incendios en 11 alcaldías de la Ciudad de México, 16 fueron forestales y siete urbanos, además de los existentes en los alrededores, lo que causó que la ciudad se cubriera de un denso humo y olor a quemado.

La Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came) declaró el martes 14 contingencia ambiental extraordinaria en el Valle de México por la alta concentración de partículas en el aire ocasionada por los cerca de 400 incendios que se han registrado en los últimos días en el centro del país.

Querétaro ha sufrido en este mes de mayo una de las mayores afectaciones por contaminación atmosférica, algo no visto antes, escenario reforzado por los incendios urbanos, agrícolas y forestales. El gobierno del estado decretó el 16 de mayo contingencia ambiental para los municipios de Querétaro, Corregidora, El Marqués y San Juan del Río, por mala calidad del aire. El paisaje del valle de Querétaro se ha visto teñido de gris y con olor a humo, si bien no se han registrado reportes de contaminación por partículas PM2.5 como los que se han tenido en la Ciudad de México.

Bien supone el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez Servién, lo más probable es que el incendio en la Sierra Gorda haya sido provocado. Como sucede en la mayoría de los incendios, existen responsables e interesados, el gran reto es castigarlos con todo el rigor de la ley.

El incendio puede obedecer a una quema pecuaria, como advierte Rodrigo Pedraza del Grupo Ecológico Sierra Gorda, se devasta el bosque pera que quede para el ganado (EL UNIVERSAL Querétaro, mayo 27 de 2019).

Los incendios provocan pérdida de vidas, afectaciones al ambiente, a la salud, gastos y daños al patrimonio público y privado. Es imperativo que las autoridades competentes realicen acciones firmes para evitar los incendios y castigar a los responsables.


Ex Rector de la UAQ. 
zepeda@uaq.mx 
jalfredozg@yahoo.com.mx

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