El domingo pasado se efectuaron varias marchas a lo largo y ancho del país con el propósito de hacer consciencia de la importancia del INE. Estas manifestaciones se realizan en el marco de la propuesta de reforma electoral del Presidente de México, causando una serie de reacciones interesantes. ¿Qué impactos han traído las marchas?

La propuesta de reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador ha sido recibida de diferente manera por la población mexicana. Mientras que unas personas ven con buenos ojos los cambios que podría sufrir el INE y el sistema electoral, otras condenan las alteraciones que podría recaer en el máximo órgano electoral del país.

Ahora bien, ¿qué impactos han tenido las marchas? Muchos. En primera instancia, se pudo generar un contacto entre los ciudadanos y, principalmente, los legisladores que asistieron a las manifestaciones. Se mostró un vínculo que no se había presentado desde hacía mucho tiempo y que favoreció para generar un poco de más confianza en la población hacia los hacedores de políticas.

Esto último provocó un segundo impacto, que se traduce en el apoyo de la población hacia los diputados para fungir como ese contrapeso hacia la propuesta de reforma electoral. Si había algún legislador que se mantenía indeciso en torno a su voto, con la reciente serie de expresiones de la población a favor del INE, probablemente reflexione con mayor cuidado su apoyo hacia un lado u otro de la reforma. De esta manera, podemos decir que la manifestación de la sociedad ha provocado un efecto en los políticos, situación que fortalece las prácticas democráticas en una sociedad.

Un tercer impacto de las marchas es que se pudo apreciar a una sociedad que salió a manifestarse por algo que está convencida de defender y expresar su forma de pensar respecto a un tema delicado para nuestra democracia. Sirve mucho para fomentar la cultura política de una población y esa práctica debe continuar. Sin embargo, en conjunto, estas situaciones han generado una reacción por parte del gobierno, una que probablemente no haya sido la mejor.

Tras las marchas que se efectuaron en el país, la primera respuesta de López Obrador fue desacreditar a quienes participaron en los movimientos. Considerando el comportamiento del mandatario en estos años de gobierno, no fue sorpresa su reacción. No obstante, su segunda respuesta fue convocar a una marcha en la Ciudad de México para celebrar su cuarto informe de gobierno.

¿Por qué hacer una marcha de eso? Resulta muy inusual, es decir, no es algo que hubiese hecho en las pasadas tres ocasiones en las que ofreció su informe presidencial. Probablemente le afectó al mandatario que se evidenciara cuánta gente no está de acuerdo con sus propuestas y que está decidida a alzar la voz. Por ende, quizá lo que quiere es demostrar que a él también lo siguen muchas personas.

La reacción es algo infantil, pero evidencia su forma de pensar. En la democracia hay muchas voces y puntos de vista diferentes, y hay que respetarlos. Si hubiese sido así para él, habría reconocido a las personas que salieron a marchar, a pesar de que lo hacían en contra de él. Pero no fue así. La respuesta de López Obrador fue convocar a una marcha para que México vea a la gente que sí lo apoya, como si el mensaje fuera desestimar la marcha del 13 de noviembre y ensalzar la del 27, y así dividir más a México.

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