He borrado mil veces las líneas escritas esperando encontrar la inspiración para escribir unas líneas que puedan transmitir y de pronto me encuentro con que vuelvo a pensar en los demás esperando encontrar palabras que puedan motivar, reconfortar y abonar para que esta vida sea más llevadera, sin embargo no puedes dar lo que no tienes dentro de ti. Y hoy, va por todos aquellos que viven en el dolor, en la angustia y en la desesperación porque este mundo  ha enfermado.

¿La buena? es que no estás solo, la buena es que consciente de lo que estás viviendo logras darte cuenta que lo único que deseas es un entorno mejor, que tengas una vida tranquila porque tranquilidad para muchos se convierte en felicidad; la buena es que te das cuenta que lo más importante ya no es el dinero, ni lo material, que lo más importante es el amor que podamos tener hacia nosotros mismos para poder compartirlo con los demás.

Imagino un mundo donde todo es más sencillo, donde podemos alimentarnos de nuestro huerto, podemos caminar a nuestro destino sin tener que contaminar nuestro mundo. Quizá me esté volviendo loca, quizá no. Quizá sea una eterna soñadora que aunque pasen los años no pierde la esperanza de que podemos vivir sin tanto, más simple, más libres. Donde nuestros hijos no se enfermen de estrés desde pequeños, donde las relaciones no valgan por lo que puedan generar de beneficio para los negocios si no por el puro gusto de compartir y ayudarnos sin esperar nada a cambio.

Imagino un mundo donde podamos recuperar el valor del amor, el verdadero amor donde nada importa más que amar y entregarte. Dejar de buscar lo mejor, darnos cuenta que lo mejor es lo que tenemos justo en este momento aunque no cumpla con el sistema establecido en donde nos han contaminado pensando que el éxito radica en la cantidad de bienes que posees o lo que puedes gastar para pertenecer a un estatus donde solo pocos alcanzan.

Imagino un mundo donde la confianza sea el estandarte de las personas, donde las palabras signifiquen lo mismo para evitar los malos entendidos, donde existan personas valientes reconociendo que por atreverse nos equivocamos, que lastimamos sin ser conscientes y enmendar los errores, disculparnos de corazón con quienes hemos lastimado, aprender a perdonar, pero sobretodo perdonarnos a nosotros mismos no viviendo en transparencia.

Imagino un mundo donde se respeta la opinión del otro sin querer que prevalezca nuestra razón, aprendiendo de la razón de los demás, enriqueciéndonos de la infinidad de personalidades que existen diferentes a la nuestra y que todas son valiosas, entendiendo que detrás de cada ser humano existen historias que lo han formado.

Un mundo donde se pueda reconocer la valentía al expresar lo que se siente sin miedos, ni complejos porque todos los seres humanos sentimos, pero no todos saben reconocer los sentimientos porque tienen una discapacidad emocional.

Imagino un mundo menos analítico y más proactivo. Donde la mente no nos paralice, donde reconozcamos la felicidad en cada situación, donde caminemos sin tanta prisa disfrutando nuestro alrededor.

Quizá sea la edad, quizá sea la emoción que hoy me embarga pero soy simplemente una soñadora con ganas de ver la felicidad en cada uno de quienes me rodea,  dejando la apatía e indiferencia en el camino.

Podemos hacer tanto juntos si tan solo bajáramos la guardia y atravesáramos nuestros miedos...

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