Quisiera decirles que no nos confundamos, pero a mi parecer desde un inicio los mensajes no han sido nada claros, en pasados días el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, aseveró que este 30 de mayo es la fecha en la que concluye la Jornada Nacional de Sana Distancia, lo que para muchos sería una señal de total libertad, sin embargo, se entiende de manera equívoca por los avisos contradictorios que escuchamos y leemos constantemente; “Termina la Jornada de Sana Distancia, pero con restricciones”, entonces, ¿termina o no termina?; otro, “usen el cubrebocas de manera correcta”, y los vemos en repetidas ocasiones sin el uso del mismo o utilizándolo de manera errónea, ¿a quién le hacemos caso?

No, no hay nada que festejar, seguimos con contagios, casos confirmados, pacientes en confinamiento, personas graves y lamentablemente sumando muertes. En mi particular punto de vista, aún no concluye la sana distancia y desde luego no debemos bajar la guardia, sé que no podemos vivir en una burbuja toda la vida y tampoco podremos quedarnos en nuestras casas todo el tiempo. Sí, nos urge regresar, mucho más en el sector turismo que es el que me atañe y ha sido duramente golpeado por esta contingencia, pero si no hay turistas tampoco habrá turismo, así que cuidémonos y obedezcamos las instrucciones para que podamos retomar nuestras actividades de manera segura y aprendamos a vivir con el virus entre nosotros sin contagiarnos, como ha sucedido en otros casos a lo largo de la historia, en lo que surge una vacuna.

Sin duda, apremia viajar, en los últimos tres meses hemos visto el desplome del turismo, hoteleros, restauranteros, prestadores de servicios, guías, navieras, tour operadoras y la lucha de las aerolíneas por sobrevivir, tan sólo se estima que la pandemia le deje al sector aéreo pérdidas por 113 millones de dólares en todo el mundo, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), por lo que ha sido calificada como “la peor crisis jamás vivida, un hecho sin precedentes” en la historia de la industria.

La situación económica provocada por la contingencia ha sido una catástrofe total, algunos regresarán, otros empezarán de cero y muchos definitivamente no volverán, a eso habrá que aumentar que el sector va a lidiar con el estado de frustración, ansiedad, miedo y apatía de algunos turistas que han tenido sobre información durante el aislamiento y que siguen con la incertidumbe a flor de piel. ¿Qué pasará cuando todo esto termine? ¿Podremos salir de vacaciones de manera segura? ¿Querremos salir de viaje como una reacción lógica al encierro? Pero sobre todo, ¿qué garantías nos ofrecerán los prestadores de servicios turísticos? Aquí está “el meollo del asunto”, como diríamos coloquialmente, la industria definitivamente enfrentará una dura tarea para crear confianza nuevamente en sus viajeros.

Por otro lado, una de las grandes cuestiones es ¿cuándo podremos realizar viajes internacionales? Al respecto se manejan tres posibles fechas: la primera es a principios de julio, que supondría una caída del turismo en un 58%;  la segunda, a principios de septiembre, que implicaría una pérdida del turismo internacional del 70%, y en caso de que fuera principios de diciembre, el porcentaje rondaría en un 80%. En estos tres escenarios, la pérdida está cerca de los mil 100 millones de turistas internacionales y, con ello, cerca de 1.2 billones de dólares.

Nada alentadora la columna de hoy, pero a estas alturas no es posible establecer fechas exactas para iniciar los viajes de ocio; todo dependerá de la evolución epidemiológica, aunque sí les diría que no nos desesperemos, por que tarde que temprano volveremos a volar.

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