Con la velocidad de la actualidad, el mes de enero ha transcurrido sin brindarnos aún mayor claridad sobre el panorama que nos pudiera presentar este año en los temas de mayor transcendencia para nuestro país y en consecuencia, para nuestra entidad.

En verdad, lo único claro que tenemos al día de hoy es la contundencia de un invierno que trae consigo de nuevo el frío, como hace años no lo hacía. Considero que la incertidumbre sobre agenda nacional nos tiene igualmente un poco más que helados.

Entre otros temas, saber cómo concluirá el proceso electoral; la falta de claridad sobre el resultado final de la renegociación del Tratado de Libre Comercio y el desconocimiento del impacto que la reforma tributaria aprobada en el vecino país del norte tendrá sobre la inversión extranjera, son cosas que preocupan a los principales actores económicos y de ahí a la población en general, saber qué ocurrirá con el empleo y los precios de los productos  y servicios de mayor consumo que invariablemente afectan sus bolsillos.


Todo lo anterior, me invitó a echar mano de una fotografía del paisaje de nuestra entrañable Sierra Gorda que resulta similar al que se nos presenta en estos días, cuando en realidad quisiéramos un soleado amanecer de primavera en un colorido valle con un camino abierto y claro, hacia un mejor destino en este país y en el Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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