Uno de los propósitos financieros más anhelados, es la compra de una vivienda. Ello implica ahorro, planeación, buena administración, y, quizá, muchos sacrificios. Pero sin duda, los vale, porque además es uno de los principales activos en la formación de un patrimonio, ya que es una forma de ahorro e inversión para preservar nuestros recursos.

Ante todo esto, uno imaginaría que por ser una de las metas más importantes, cualquiera la protegería de imprevistos que puedan afectarla, pero no. En México, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), sólo 6.5% de las viviendas están aseguradas.

Esto, pese a que, en nuestro país, una gran parte del territorio está expuesto a desastres naturales, pero además de ello, es claro que nuestros hogares pueden sufrir eventualidades que a veces no contemplamos, como incendios, inundaciones, accidentes de terceros, vandalismos, o robo.

Durante  2021 la tasa de robos a casa habitación aumentó en México, de acuerdo con Hellosafe, una plataforma de comparativa inmobiliaria, al producirse 55 mil 526 saqueos, y aunado a esto, se registra una cifra alarmante: en el país hay 90 intentos de sustracción cada 30 minutos.

La tasa de incidencia delictiva por este delito se había mantenido constante durante los últimos 10 años, sin embargo, se aprecia una tasa de robo considerable a la baja en 2019, pero un aumento dramático post-pandemia.

Por eso, dentro de una cultura financiera responsable y de prevención, no basta con tener un seguro de vida o de salud, o construir un patrimonio, es necesario contar con una protección adecuada para los riesgos que pueda sufrir éste. Vale la pena recordar que los seguros fueron diseñados para blindar el patrimonio y darte estabilidad financiera. Y un seguro de vivienda o de hogar puede ayudar no sólo a cuidar la casa, sino también lo que habita en ella y, muy importante, a enfrentar los gastos a terceros de ocurrir un accidente al interior.

Este seguro también es muy útil para el día a día, ya que puede incluir cobertura de asistencia en el hogar, como cerrajería e instalación de equipos electrónicos, pintura y/o plomería. En fin, esas reparaciones que nunca faltan y que a veces no sabemos a quién acudir o en quién confiar para entrar a nuestra casa, y que, cabe mencionar, incluso quienes están asegurados, pueden desconocer o no recordar que cuentan con estos beneficios.

Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2015, del porcentaje de personas que contaban con un seguro de casa, 76% tenía conocimiento de la cobertura del mismo, sin embargo, 24% lo ignoraba.

Es importante que no nos confiemos, revisemos nuestras pólizas de vez en vez, pueden necesitar actualizaciones o incluir aspectos que en su momento no parecían tan relevantes. Tengamos los documentos en orden, para que todo esté al día en el momento que pueda necesitarse.

Si vives en una zona sísmica, como la CDMX, no te puedes arriesgar a no contar con una póliza que cubra la estructura y los contenidos, es decir, todas las pertenencias que se encuentran dentro de una casa, como mobiliario, electrodomésticos, ropa, computadoras, etcétera. (Ojo, si rentas  también puedes proteger tus cosas, previniendo alguna catástrofe o robo).

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