Empiezan los juegos del hambre. En Querétaro como en todo el país comenzamos a ver campañas políticas por todas partes. Aparecen decenas de rostros fotoshopeados y fostoshopeables de políticos espectaculares que —a mi parecer— se mimetizan inevitablemente con el resto del paisaje.

Las redes sociales no son la excepción, las métricas de vanidad en la política, pasaron de ser un nice to have a una verdadera obsesión. Sí, mientras en la Iniciativa Privada los fans ya pasaron de moda, pues lo que interesa hoy es la conversación y la conversión, para las marcas políticas la percepción sigue siendo la gran moneda de cambio. Ya lo sabemos, en política para ser hay que parecer.

Sin embargo, en las redes sociales todo está puesto para la interacción y la conversión, quizá por ello vemos tantas incongruencias, quizá por ello mucho políticos no logran cuajar del todo en el canal. Por eso la proliferación de bots, trolls, memeros gore y demás ganado cibernético, que ojo cada día son más caros y —muy importante— menos creíbles. #TrueStory.

Instrucciones para que un político amateur no pierda lana comprando bots

1. Las redes sociales no son instrumentos de contención. Señor político amateur, afróntelo, si bien algunos medios tradicionales siguen siendo la epístola de amenazas entre el círculo rojo o si bien algunos otros se pueden controlar, no será lo mismo en los medios sociales. No importa cuantos bots compre usted, ya no va contra el dinero de su oponente va contra la banda. Si le cabe la menor duda de esto, siga la historia del hashtag #nosFaltan43 el cual fue bajado decenas de veces con bots y trepado otro tanto por la banda. Y lo peor del caso, si usted utiliza bots SE NOTA. Hagamos una reflexión: ¿Para qué queremos ser Trending Topic (TT) o para qué queremos bajar un TT? Simple para comunicar a la audiencia digital que estamos haciendo algo bueno o bien. Entonces, si contratamos bots para fabricar TT o para desaparecerlos, logramos un efecto contrario. Porque resulta que la audiencia digital identifica perfectamente a los bichitos y pues se da cuenta del engaño.

2. Las redes sociales no son medios unilaterales, se trata de conversar. Una de las cuestiones que me llama más la atención de los communities políticos es su manera de gestionar la conversación. A ver, esto parecería obvio pero de verdad sigue habiendo muchas limitaciones. Señor político amateur, si se fija bien, en la mayoría de las redes hay un espacio para comentar sus posts. El tiempo de los medios vertedores de la verdad y las audiencias mudas recipientes ya pasaron, así que en lugar de borrar o peor ignorar todos los comentarios malos que le llegan, le sugiero gestionar esa conversación. A qué me refiero, utilizar este canal interactivo para atender, aprender, tomar acción y mejorar. ¿Entonces tengo que aguantar todas la mentadas en mi muro? No. Así como hay políticos amateurs, hay audiencia que no aprende a respetar el diálogo. Para ellos las redes sociales tienen diferentes soluciones que ocultan los comentarios que llevan insultos explícitos en su contenido.

3. No todo es Facebook y Twitter. Como en todo la oferta y demanda genera movimiento de precios. Por ello vale la pena explorar en nuevas plataforma como son Instagram o los microchats como Whats app. Pero ojo, entendamos también de una vez, cada plataforma tiene sus propias reglas que dependen del uso que les da la audiencia. Es decir, un usuario no entra a twitter para ver un documental, tampoco utiliza Whatsapp para ver honores a la bandera. Es muy importante adaptar los contenidos a los medios sociales. También debemos pensar en el dispositivo en que se consulta el contenido, no olvidemos que en México como en el resto del mundo, los móviles se están comiendo toda la acción.

Soy mvillalobos@some.mx por aquí voy a estar para cualquier duda.

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