La historia como la conocemos es solo una gran realidad, una dentro de muchas realidades. En las escuelas nos educan bajo una sola historia que está escrita muchas veces por hombres que en su momento, al ser grandes científicos o historiadores, tenían el poder de forjar o visibilizar su punto de vista basado en sus propias creencias, ideales y cultura.

Nos limita también en el modo de escribir, perdiendo nuestro lenguaje y forma de expresión. El poder de mostrar una realidad sobre las otras realidades, nos muestra una visión única de un pueblo o grupo minoritario invisibilizado o despojado de su verdadera identidad.

“El hombre, como todos los animales, teme y repele lo que no entiende, y la mera diferencia es apta a connotar algo maligno”, Gloria Anzaldúa en “Hablar en lenguas”.

Crecemos rodeados del ideal del héroe occidental blanco, comprendemos que en la infancia somos vulnerables a ser influenciados por protagonistas que muchas veces no encajan con nuestra realidad (fisionomía, entorno político o social, etc.); aunque aprender desde este punto de vista es de gran ayuda, y en etapas de crecimiento nos ayuda a abrir nuestra mente, alcanzar nuevos horizontes o empezar a alentarnos a emprender nuevas aventuras. Estos personajes son extranjeros y no nos muestran que personas similares a nosotros pueden llegar a ser los protagonistas de nuestra propia historia.

En sí mismos, los estereotipos no deberían tener una connotación negativa, pero debemos tener esa conciencia que son la simplificación máxima a toda una realidad viva, muchas veces centrado en el lado negativo o la catástrofe del grupo minoritario que plantea exhibir.

Las personas que pertenecemos a grupos minoritarios somos las más afectadas tanto por los acontecimientos históricos que causan desplazamiento geográfico o resultado de algún tipo de discriminación. Este tipo de discriminación agravada puede afectar a algunos miembros de la comunidad más que a otros, sobre todo a mujeres, niñas y niños, personas con discapacidad, personas mayores, o personas con un genero o sexualidad diferente al establecido como normativo.

Como grupos minoritarios, nos enfrentamos con muchos peligros como la censura, el status social o político, la sexualidad, la cultura o incluso el lenguaje, sin embargo este sentido de no poder trascender o ascender a estos peligros, son los que nos hacen abrazar más nuestros ideales o cultura y defender nuestra voz, esperando no tener que repetir la historia y liberándonos de las creencias establecidas.

A pesar del creciente interés por la diversidad cultural y la educación intercultural, debemos continuar visibilizando a las minorías desde su realidad, ya que es importante para “humanizar” y dignificar sus valores, lenguaje y cultura, ayudando a ese grupo de personas a encontrar su voz, haciéndolas más presentes en la sociedad y que a su vez estén más disponibles para que personas que aún no encuentran su voz puedan sentirse identificadas para encontrar su valor y poder en compañía de sus iguales.

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