Estamos a punto de cumplir los primeros cien días de los gobiernos emanados de Acción Nacional.

De los triunfos electorales obtenidos con altos puntajes, ya sólo el recuerdo queda, en poco mas de tres meses, el panismo se ha encargado de dilapidar todo capital político obtenido.

De un Francisco Domínguez enjundioso y dicharachero en campaña, tenemos un gobernador que parece haber delegado en su secretario de Gobierno la toma de decisión política.

El alcalde Marcos Aguilar con su carácter belicoso que lo caracterizó como diputado y candidato, ahora obra en su contra, y su lengua le juega malas pasadas como cuando descalificó a sus críticos llamándolos “ardillas”.

Seguridad y transporte público fueron de las principales promesas de Domínguez en campaña. Previo a las elecciones, describió un Querétaro en donde el crimen era el pan de cada día. No le faltaba razón entonces, pero como gobernador le falta acción.

De un inicio en donde se admitió a existencia del crimen organizado en el estado, poco ha pasado. Los crímenes siguen en aumento, las historias donde un conocido es víctima de un asalto son cada vez más comunes. El tema de las desapariciones de mujeres es preocupante y el gobierno panista enmudece ante el tema al igual que lo hizo el priísta. ¿Ha habido algún cambio?

En el transporte público, por decreto se desapareció el tan criticado Red Q pero no se construyó nada nuevo. Unas calcomanías sobre el anterior logotipo y ya. Declaraciones oficiales en donde se promete que en tres años se solucionará. ¿Ha habido algún cambio?

En los programas sociales, el gobierno de Domínguez aún no presenta su propuesta de desarrollo social, se mantiene con la inercia de Soluciones, implementado por el gobierno anterior. En materia de desarrollo social, el gobierno panista se ha olvidado de las clases populares. ¿Ha habido cambio?

En donde sí ha habido un cambio es en las relaciones con la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y del trato cordial se pasó a la guerra de declaraciones que empezó el propio gobernador Domínguez al pretender acallar al rector Gilberto Herrera. Falta ver cómo se soluciona este problema que el propio gobernador abrió rompiendo una tradición de cordialidad con la UAQ que había durado por lo menos los dos últimos sexenios.

El gobierno de Francisco Domínguez ha impactado negativamente en su relación con el Poder Judicial. Usando como argumento el tema de las escandalosas onerosas jubilaciones que se dieron durante el fin del sexenio calzadista, con una reforma sobre el tema invitó a que siete magistrados se jubilaran, teniendo así el escenario para poder tener al Poder Judicial sometido al Ejecutivo. Una reedición del presidencialismo en todo su esplendor. En comparación con el modo de gobernar del PRI que añoraba la presidencia imperial, ¿ha habido algún cambio?

Lo peor: que la esposa del secretario de Gobierno sea nombrada magistrada es algo digno de la película La Ley de Herodes. Si bien, la hoy magistrada Mariela Ponce Villa es quien posee la mayor carrera judicial de los nuevos magistrados y su capacidad no está en duda, pero respetando las formas políticas ¿era este el momento adecuado para que fuera designada como magistrada cuando su marido es quien maneja los hilos políticos del estado?

En la política la forma es fondo y el mensaje que se manda desde la Casa de la Corregidora es que el autoritarismo y el manejo de la cosa pública como si fuera patrimonio particular será moneda corriente durante este sexenio.

¿Ha habido algún cambio con respecto a los gobiernos priístas?, ¿habrá algún cambio?

Periodista y sociólogo. @viloja

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