De buena fuente se sabe que el cineasta y pintor Peter Greenaway quería presentar su nueva película sobre Sergei Eisenstein en Guanajuato y no pudo.

Einsenstein en México iba a ser la película inaugural del pasado festival de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés) que dirige Sara Hoch, pero no sucedió.

La película del genio británico sobre el genio ruso terminó siendo parte de la programación del Festival Internacional de Cine de Morelia de 2015, que encabeza Daniela Michel, Cuauhtémoc Cárdenas Batel y el empresario Alejandro Ramírez.

La última palabra sobre el estreno internacional de Einsenstein en México la tuvieron los productores mexicanos, entre ellos Cristina Velasco (Norteado). Todo indica que en la mesa de negociación estaba en juego la distribución comercial de la película y la cadena Cinépolis, Propiedad de Ramírez, era una opción.

Luego de las intensas negociaciones, tanto Hoch como Michel se guardaron de hacer cualquier declaración sobre las negociaciones alrededor de la película de la discordia.

La presentación del nuevo largometraje de Greenaway finalmente tuvo lugar en la Ciudad de México (ex Distrito Federal) y su estreno es este mismo fin de semana en salas de todo el país.

Pero Guanajuato la ciudad que vio nacer en proyecto de Greenaway desde que era una ocurrencia garabateada en los apuntes del cineasta.

La idea de la película surgió cuando el director de El Cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, fue invitado de honor al Festival Internacional de Cine de Guanajuato 2009 (GIFF por su siglas en inglés).

Aseguran que la inspiración le llegó a director inglés mientras caminaba por los interminables túneles de Guanajuato, visitando sus callejones.

En esta ciudad fue donde el director inglés dio una muestra se su cine periférico, proyectando imágenes en distintas pantallas colocadas en forma de círculo en la Alhóndiga de Granaditas.

En esa ciudad Greenaway también habló horas y horas del fin del cine y todo mundo creía que eso significaba que iba a dejar de filmar, que preparaba su retiro. Nada que ver.

El director habló de la muerte del cine como una forma vulgar y limitada de contar historias. Aseguró, palabras más, palabras menos, que tenía que dejar dejara se ser un rehén de la realidad para plasmar sus propias ideas, tal y como lo hizo el arte en algún momento de su historia.

La película Einsenstein en Guanajuato está inspirada en la figura del genio ruso durante su paso por México, en 1932, pero no es una biopic en el sentido más estricto.

En realidad es una versión libre de Greenaway sobre el director de El acorazado Potemkin y su propia experiencia en el Bajío.

De hecho, Einsenstein nunca visitó Guanajuato, ni conoció San Miguel de Allende, las dos principales locaciones en la historia que narra el británico.

Einsestein en México, con la ayuda del escritor estadounidense Upton Sinclair, empieza el rodaje de ¡Que viva México!, pero nunca la concluye.

El director ruso trabajó con su amigo y cómplice, el fotógrafo Eduard Tissé, y un jovencito mexicano que lo asiste, llamado Gabriel Figueroa.

El proyecto naufragó y los productores estadounidenses le quita el material al ruso, alegando deudas y desavenencias.

En su película, a Greenaway la precisión histórica es lo menos relevante, lo valioso para este cineasta de culto es la alegoría sobre el cine y el arte.

Eisenstein en Guanajuato es la recreación de un fragmento en la vida de un cineasta genial y sin patria.

En el fondo, Peter Greenaway como Eisenstein son dos genios y son parias al mismo tiempo. Ambos son tan admirados como incomprendidos. Nadie es profeta en su propia tierra. Eso ya se sabe.

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