La operación que se llevó a cabo en días pasados en Culiacán, y que fracasó, muestra claramente que el gobierno federal no está cumpliendo con la responsabilidad que le fue otorgada por una parte de la ciudadanía y que al asumir el cargo este compromiso se vuelve general.

Sabemos que la Constitución General como la norma jurídica superior, por un lado, organiza el poder político, estableciendo mecanismos de equilibrio, y, por otro, regula los aspectos esenciales de la sociedad desde un punto de vista democrático. Por ello, las situaciones de crisis y de seguridad están contempladas, de una forma u otra, en el texto constitucional. Con posterioridad, tales previsiones serán ampliadas por normativa de rango inferior, siguiendo la lógica de desarrollo constitucional. De esta forma, la Carta Magna marca los ejes que guiarán la política de seguridad y de defensa.

Sin embargo vemos a un Ejecutivo con un mensaje que pretende ser de victoria, con discursos y declaraciones contra gobiernos anteriores, sin plantear estrategias o soluciones sobre lo que debe de hacer el gobierno federal, e involucrando a instituciones como el Ejército y la Marina quienes obedecen las órdenes del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, que es el Presidente de la República.

Ante las afirmaciones del Ejecutivo Federal, Raymundo Riva Palacio define acertadamente la falta de estrategia y retoma lo que dice una experta en temas de seguridad: “Las vidas no se salvan el día de la operación, sino de la planeación”. La Planeación Estratégica es un enfoque de análisis e intervención organizacional empleado para fortalecer los procesos y obtención de resultados proyectados por parte de las instituciones. La planeación es una técnica de análisis e intervención institucional, cuyos fundamentos están basados en el conocimiento de los estudios de organización, su aplicación contribuye a estructurar y coordinar el conjunto de recursos que se movilizan para la consecución de ciertos objetivos particulares que constituyen su punto de partida, que se verifican mediante la obtención de resultados específicos que vienen a satisfacer las necesidades planteadas en dichos objetivos.

De los resultados de lo ocurrido en la capital de Sinaloa, la consecuencia es clara, no hay planeación y el gobierno cedió el uso de la fuerza que le otorga la Constitución, y la decisión presidencial de rendir la plaza dañó severamente a la institución del Ejército mexicano y la sociedad está indefensa ante los grupos criminales. No cuenta con el Estado.

La prioridad del Presidente parece reducida en nulificar a sus “adversarios ideológicos” e intimidarlos con penas punitivas para adherirlos a su proyecto político. Es un gobierno, que como lo dijo desde su campaña, “al diablo con las instituciones” pretende acabar con los contrapesos del poder presidencial y hacer a un lado a sus adversarios políticos.

Es preocupante que en situaciones lamentables como las que hemos vivido, el titular del Ejecutivo aún apueste por dividir y polarizar, descalificando y minimizando lo que hoy es una realidad. Lamentablemente, para este gobierno es así, los que “están a favor y los que están en contra”. Paradójicamente, en diversos foros, el Presidente informa “estamos bien y de buenas”, “que el pueblo está feliz, feliz, feliz”, y asegura que los que dicen algo opuesto a eso tienen el afán de dañar su imagen o simplemente desinforman a la sociedad.

Millones de personas salen todos los días a trabajar para ganarse el sustento de su familia, a estudiar, miles de servidores públicos: médicos, enfermeras, ingenieros, laboratoristas, bomberos, militares, policías, incluso jueces, todos ellos están solos frente a la delincuencia.

Lo anterior, nos da cuenta de un gobierno errático, un Estado fallido que ante un mal diseño de planeación y estrategia pone en riesgo a lo más importante: sus ciudadanos. La población está indefensa ante la delincuencia, ya que el Estado no cumple con la máxima obligación de protegerlos en sus vidas y bienes.

La cantidad de acciones inconstitucionales, decisiones cuestionables sobre temas específicos, la omisión y la soberbia, son los temas que nos tiene tan fraccionados y ante un Estado fallido.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador federal y local. @Chucho_RH

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