El pasado 18 de septiembre, se llevó a cabo, por segundo año consecutivo, el Simposio de Recursos Humanos del Sector Aeroespacial, dicha iniciativa, liderada por el AeroCluster de Querétaro A.C., convocó a ponentes nacionales y extranjeros cuya experiencia y aportaciones al sector aeroespacial civil y militar, se pusieron a disposición de los asistentes para discutir temas tan relevantes como la atracción y retención del talento, el desarrollo técnico y humano de los colaboradores o el salario emocional, entre otros grandes temas.

El simposio además de pertinente en cuanto al tema, es sumamente oportuno respecto al momento que vive el país -y algunas regiones de manera específica-; un momento en que el  crecimiento exponencial, la velocidad con la que los proyectos de fabricación y ensamble de componentes y sistemas de aeronaves, las actividades de mantenimiento y reparación de las aeronaves y sus sistemas o las operaciones aéreas y servicios de ingeniería siguen desarrollándose o aterrizando en nuestro país.

El momento para la gestión más eficaz y eficiente del talento con que cuentan las organizaciones del sector es y seguirá siendo determinante para la continuidad del desarrollo de este sector -y de muchos otros- en México y el mundo.

Uno de los primeros temas discutidos en el simposio, fue el relativo a la retención de los trabajadores, de su experiencia y del gran valor que ello representa para las organizaciones; las implicaciones en cuanto a tiempo y recursos económicos, para la recuperación de las capacidades productivas de las empresas cuándo se pierde a un trabajador o colaboradora valiosos. Este tema, abordado con el valor de la experiencia en diferentes entornos internacionales, fue presentado por un ejecutivo de la industria del mantenimiento de aeronaves cuyas afirmaciones y datos específicos convergieron hacia una conclusión que se antoja aparentemente inverosímil, la gente no deja a las empresas, deja a sus jefes directos.

La aseveración de que “los colaboradores no abandonan a las empresas para las que trabajan, sino que dejan a sus jefes” -algo que ya había escuchado previamente- motivó, desde una óptica más de introspección personal, la colaboración de esta semana #DesdeCabina. Qué tipo de jefe soy o puedo llegar a ser para que la gente quiera estar conmigo, confiar su desarrollo laboral y a veces humano a mi persona, con las fortalezas y carencias que como líder puedo tener.

Hoy, que he acumulado ya más de las diez mil horas de ejercer posiciones de liderazgo en gestión académica universitaria -tiempo que señala Malcom Gladwell en su libro “Sobresalientes, para ejecutar una tarea y lograr cierto nivel de desempeño sobresaliente-, reflexiono sobre la responsabilidad tan grande que tenemos aquellos con  personas o equipos de colaboradores a nuestro cargo, la habilidad que se requiere para motivarlos, para comunicar los objetivos y las aportaciones que cada miembro del equipo hace o debe de hacer para el cumplimiento de tales objetivos, para sobrellevar los momentos difíciles de la organización, para encontrar un proyecto de vida en el que converjan las habilidades y competencias personales, la pasión por la actividad o trabajo y la utilidad de este para la organización así como el sentido personal de realización en todo el proceso. Este, según algunos expertos es el gran reto de la gestión del talento, un camino sinuoso que nos puede llevar a ser el jefe que queremos ser o que nuestra organización necesita.

Rector de la 
@Jorge_GVR

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