Empezaré preguntándote ¿qué tal te fue en El Buen Fin? ¿Cómo te evalúas cómo comprador? ¿Analizaste y comparaste, o caíste en la tentación y compraste por impulso?

No está mal comprar, y menos aprovechar ofertas para hacerlo, si es algo que de cualquier manera adquiriríamos, qué mejor que hacerlo en un precio menor del que cotidianamente pagaríamos.

Pero si te pasa que la euforia de los demás y los anuncios publicitarios como que te empujaban a las plazas comerciales al menos para “ir a ver”, ¡aguas! Porque muy probablemente terminaste comprando algo que en realidad no necesitabas.

Y entre todos esos gastos innecesarios, hay unos de los que quiero tratar hoy, y que son los llamados “gastos hormiga”, esas pequeñas cantidades de dinero que no teníamos contempladas en nuestro presupuesto, y que a la larga se convierte en importantes fugas.

¿Cómo cuáles? Bueno, pues el cafecito de vez en vez, las propinas del franelero o del cerillo en la tienda de auto servicio, la botana del medio día, el antojito en la noche, etcétera, estos que se van acumulando y al final del mes representan entre el 12 y el 15% de nuestro salario.

Si consideramos que la recomendación es ahorrar al menos el 10% de nuestros ingresos al mes, ese dinero que se escapa poco a poco, y casi sin darnos cuenta, podría destinarse al ahorro, y alcanzar una cantidad considerable al final de un año.

Por cierto, ¿ya habías escuchado de los nuevos gastos hormiga? Pues resulta que los servicios de streaming o apps de transporte o comidas, ya se están considerando de esta manera.

Según un sondeo de Coru, el 45% de los mexicanos tiene contratado al menos un servicio de streaming (ya sea para ver películas, escuchar música u otro tipo de entretenimiento).

Es importante que no se nos salgan de la mano las suscripciones a plataformas, y antes de dar el sí a cualquier servicio, tomar conciencia y reflexionar si en verdad es esa membresía.

De hecho, eso es lo más importante de todo, hacer conciencia de los gastos que están de más y tomar acciones para erradicarlos.

Paso uno: Identificar con claridad los consumos diarios. Muchas veces llevamos el control de los grandes gastos, como la renta, el pago de los servicios, pero los demás pasan desapercibidos, así que para ello vayamos anotando todos los gastos que hacemos diariamente en una quincena o en un mes.

Procura utilizar una libreta, hoja electrónica o una de las tantas aplicaciones móviles para manejo de presupuesto que nos permiten llevar el registro claramente. Ah! Y sé honesto contigo mismo.

Paso dos: fumigar. Es importante determinar de esos gastos cuáles pueden reemplazarse. Es decir, el café que compras cada tercer día, ¿puedes prepararlo en casa?

Una conocida decía que ella se dio cuenta del gasto que le estaba representando el Uber al final del mes y que el único cambio que tenía que hacer era despertarse 10 minutos antes. De esta forma, tomaba transporte y llegaba tranquilamente a su trabajo.

Yo, por ejemplo, me caché pagando de más en mi servicio de celular. Resulta que en los últimos meses rebasaba mi plan de datos de internet y pagaba entre 30% y 60% más mensual. Lo que hice fue subir al siguiente plan con el doble de megas de internet, y la diferencia con fue de 100 pesos. Solo era darme cuenta, y buscar una opción más ajustada a mis necesidades.

Paso tres: Meta de ahorro. Hay cosas que no necesariamente tenemos que cortar, sí podemos reducir o eficientar. Si tienes un servicio de Netflix o Spotify puede ser compartido, o si utilizas una app para pedir comida, pueden organizarse y una persona puede ir por ella para no pagar el costo de envío, que a veces sale más caro que lo que compramos.

Y el tip de tips es convertir esos gastos hormiga en aliados para tu ahorro. Podríamos empezar con establecer ese 10% del sueldo como meta de ahorro. Y eso que ya no estamos gastando empezar a guardarlo.

Así que a trabajemos en identificar las fugas de dinero, y acabar con ellas. Ahora si que… “amig@ date cuenta”.

@Lucyquiroga
@Finanzasentacon
lucyquiroga@hablemosdedinero.com.mx

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