A estas alturas, de una u otra forma sabemos que las fronteras están cerradas (no en la mayoría de los países afortunadamente) pero en algunas zonas, el paso definitivamente está reducido a actividades estrictamente esenciales (sin hablar de Europa, por el momento), sobre todo en la línea con nuestro vecino, Estados Unidos, cosa que afecta, en primera instancia, al turismo y en seguida a ciudades próximas que por consiguiente cuentan con infinidad de actividades económicas que comparten en el día a día. Pero esta no es la primera vez que sucede, medidas así han sido tomadas por anteriores presidentes estadounidenses, por ejemplo, Ronald Reagan y Richard Nixon negaron el acceso por fines relacionados con drogas, por su parte, Lyndon Johnson implementó la moción tras el asesinato del presidente John F. Kennedy.

La contingencia por Covid-19 pone nuevamente en esta situación a nuestro país, los 10 estados fronterizos (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas del lado mexicano; y California, Arizona, Nuevo México y Texas, del estadounidense) que representan la cuarta economía mundial, se encuentran en tensión.

Cronológicamente para noviembre de 1963 el entonces presidente, Lyndon Johnson, por medio del Servicio de Inmigración dictaminó cerrar la línea fronteriza tras el asesinato del presidente John F. Kennedy en Dallas, Texas, con el fin de que nadie que pudiese estar ligado al hecho, entrara o saliera del país en el estado colindante con México. Más adelante, en septiembre de 1969, el presidente Richard Nixon cerró las fronteras en los estados de California y Texas, para presionar al gobierno de México con el propósito de que se combatiera a los cárteles de la droga, lo que llamó “operación intercepción”.

En febrero de 1985, el presidente en turno Ronald Reagan ordenó cerrar todos los cruces fronterizos con México, tras la abducción del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, quien finalmente fue localizado sin vida, sin embargo, el objetivo del acto fue agilizar su localización o saber qué había sucedido con él.

Otros motivos por los que se han cerrado las fronteras es por los intentos de ingreso al llamado “país de las oportunidades” por parte de inmigrantes. En el 2018, en Tijuana se concentraron miles de personas, sobre todo de Honduras, que esperaban pedir asilo en Estados Unidos tras una marcha a pie que emprendieron en busca de una vida mejor. Ha sucedido, durante las protestas del “gasolinazo” o amenazas de bomba.

Al momento, continúan cerradas las garitas para la entrada a Estados Unidos a actividades no escenciales por esta contingencia que aún nos aqueja, solamente pueden pasar quienes viajen con propósitos médicos o de tratamiento. Quienes deban trasladarse por trabajo, entre ellos, personas que laboren en agricultura o en el comercio transfronterizo, así como funcionarios diplomáticos.

Como dicen los expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la salud, las prohibiciones de los viajes internacionales no pueden mantenerse indefinidamente y cada país necesita hacer más localmente para reducir la propagación del virus.

Queridos lectores, todos los cierres fronterizos nos han dolido, pero este en específico provocado por la emergencia sanitaria internacional, a mi parecer, es el más grave que hemos tenido que enfrentar. ¿Ustedes qué opinan?

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