El candidato que tenía todas las soluciones y ahora como presidente parece incapaz de ponerlas en marcha, repitió incesante que de ganar las elecciones, la economía de nuestro país crecería en promedio 4% anual. El plan que permitiría esta hazaña fue diseñado por Carlos Urzúa, quien fuera Secretario de Hacienda y una de las bajas más polémicas del gabinete del presidente Lopez Obrador.

El plan parecía inequívoco —pero a la fecha inviable— acabar con la corrupción y aplicar a rajatabla la “austeridad republicana” en la administración pública federal, pero cuando la idea de crecimiento es irrealizable la salida fácil es cambiar el discurso, el actual gobierno se ha vuelto experto en vender realidades a través de la retórica.

“Estoy ahora trabajando sobre un índice para medir bienestar, un índice alternativo al llamado Producto Interno Bruto, un nuevo parámetro que va a medir, sí, crecimiento, pero también bienestar, también grados de desigualdad social y otro ingrediente en este nuevo parámetro, la felicidad del pueblo. Estoy elaborando la fórmula, la vamos a aplicar en México, tiene que haber crecimiento con felicidad”. Lo anterior es parte de lo que se pudo escuchar en la homilía mañanera del 20 de mayo. Para algunos resultó una idea novedosa —casi plausible— pero la realidad es que actualmente existen por lo menos tres  indicadores generados por organismos internacionales reconocidos que nos permiten conocer de manera precisa —y objetiva—  lo que pretende hacer el actual gobierno como medida de autoevaluación.

De acuerdo con información proporcionada por Eduardo Ruiz-Healy para El Economista la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), desde hace ocho años elabora su Índice Global de Felicidad, basado en la Encuesta Global que anualmente realiza la encuestadora Gallup en 160 países, y que mide seis factores: PIB per cápita, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y corrupción. En su edición 2020 México obtiene una calificación de 6.465 de 10 puntos posibles y se ubica en el lugar 24. Ningún país obtiene la máxima calificación, Finlandia ocupa el primer lugar con 7.809 puntos.

El 18 de Julio de 2019 el portal Animal Político publicó el texto: “Por una austeridad mejor implementada: Coneval” escrito por Gonzalo Hernández Licona, hasta ese momento Director General del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), cuatro días después de la publicación fue removido de su cargo. El Coneval es (o era) el órgano autónomo encargado de medir la pobreza, evaluar los programas sociales y proponer las bases para modelar las políticas públicas en materia de desarrollo social.

La publicación puso en evidencia la presión ejercida por la Secretaría del Bienestar y por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para que el Consejo se apegara de manera estricta y sin reparos a las medidas de “austeridad” impuestas por el gobierno de Lopez Obrador. La Secretaría del Bienestar reservó 48.7 millones de pesos del presupuesto etiquetado para contratar estudios e investigaciones (casi el 50% de lo autorizado a dicha partida) que ha decir del ahora exdirector: “(…) son la razón esencial del Consejo”.

La necedad del actual gobierno de ir a contraflujo del modelo económico imperante imposibilita su promesa de crecer al 4% anual, ahora pretenden vender fórmulas mágicas ante la incapacidad de cumplir sus compromisos. El Estado contaba  con un órgano autónomo con la capacidad técnica necesaria para hacer evaluaciones en materia de políticas públicas pero bajo la falacia de la austeridad republicana, decidieron desmantelarlo.

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