El pasado martes se celebró el “Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer”, violación a los derechos humanos que se presenta con crudeza en el mundo entero. Con motivo de esta fecha, la ONU dio a conocer que el 35% de las mujeres y las niñas sufren alguna forma de violencia física o sexual a lo largo de sus vidas. La información que da a conocer el INEGI sobre este fenómeno señala que en 2011, 63 de cada 100 mujeres de 15 años o más declararon haber padecido algún incidente de violencia, ya sea por parte de su pareja o de cualquier otra persona. Hay países en donde los índices son superiores al 70%.

No obstante los esfuerzos de los países por reducir estas estadísticas mediante sendos marcos jurídicos y políticos en contra de este delito, las cifras dejan ver que estas medidas no han sido las que corresponden a la gravedad e incidencia del problema.

El patrón de impunidad en las actuaciones en torno a los casos de violencia contra las mujeres, con mucha frecuencia se asocia a una investigación deficiente y con que no existen ni una sanción y ni una reparación efectivas.

Los organismos internacionales como la ONU, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), así como representantes de diferentes Estados, grupos de la sociedad civil, del sector académico y de mujeres representantes de grupos étnicos, que han analizado este tema, ven como un desafío la atención de estos casos, pues en muchos de ellos, sobre todo en países americanos, se ha podido verificar que la violencia y discriminación contra las mujeres son hechos aceptados por las sociedades y existe la tendencia a observarlos como conflictos domésticos que deben ser resueltos sin la intervención del Estado.

Como consecuencia de que este fenómeno se encuentra enraizado en las relaciones sociales, sucede que no es reconocido en todas sus dimensiones y gravedad. El miedo y la vergüenza a denunciar dificultan su medición, pues en infinidad de casos las víctimas callan porque tienen miedo a desatar represalias de parte de su agresor. En este orden de ideas ocurre con frecuencia que ni quien lo padece, ni quien lo comente reconocen a este tipo de agresión como delito.

En México la violencia de pareja está más extendida en las mujeres que se casan antes de los 18 años, que es el 52.9%. El nivel se incrementa al 54.6% entre aquellas mujeres que se han unido o casado dos o más veces.

Estas cifras, lejos de crear conformidad de que la violencia contra las mujeres se debe aceptar, son un llamado a buscar mejores maneras de contrarrestarla. En México se han ampliado las opciones de centros de denuncia y asesoría, sin embargo, la solución al problema requiere atención más temprana, comenzar desde sus orígenes y causas estructurales.

Los datos revelan que la violencia de género, en numerosos casos, comienza desde temprana edad, la prevención puede comenzar entonces desde las primeras etapas de la vida, mediante una educación a niños y niñas que promueva las relaciones de respeto y la igualdad de género.

Si a los adolescentes y jóvenes se les brindan herramientas para entender las causas de este tipo de violencia en sus comunidades, ellos crecerán con elementos que dimensionen y por tanto eviten la violencia contra las mujeres.

Educando a las nuevas generaciones de hombres y mujeres es como se puede evitar la violencia. Campañas, proyectos, programas, talleres; todo esto suma para atender el problema desde todos los frentes.

Somos una sociedad capaz de generar mayor conciencia orientada al respeto de los derechos de las mujeres y las niñas, ese es el desafío, todos tenemos algo que aportar.

Ex presidente municipal de Querétaro y ex diputado federal y local.

@Chucho_RH

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