Hago público mi apoyo a periodistas, escritores e historiadores señalados desde Palacio Nacional.

Las denuncias de las víctimas por abuso y violación contra Félix SalgadoMacedonio, las firmas de mujeres militantes de Morena, la oposición que varias legisladoras manifestaron y la fuerza con la que se han pronunciado en medios y redes millones de ciudadanas y ciudadanos para solicitar que su candidatura no se materialice, debería haber sido suficiente para que el partido la retirara a tiempo.

Pero no, justamente el pacto que López Obrador dice no comprender, es el que protege la posibilidad de que una persona con el perfil de Salgado Macedonio pueda llegar a una gubernatura. Dan por hecho lo que sucede como si no mereciéramos que el abordaje de este asunto fuera completamente diferente. El presidente, en lugar de consultar con su grupo de expertos y expertas de su gabinete sus dudas sobre lo que significa “romper el pacto”, acude a un consejo de alcoba, y como le parece que eso es una cosa “de mujeres” se lo pregunta a su esposa.

Concluye que la demanda social de romper el pacto patriarcal es producto de una importación que lo remite, claro está, a extranjerismos vanos. Sin miramiento lo comparte en una mañanera, dejando ver cómo un asunto de Estado para él no es más que un relajito de las feministas que ya deliberó en su espacio doméstico. Ante la falta de respeto a las víctimas de su gallo (o más bien dicho de su toro), y la indiferencia por lo que su desdén implica para las miles de víctimas de acoso sexual y violación en el país, mujeres y hombres insisten en redes y espacios mediáticos que la ruptura del pacto patriarcal es urgente y que tirar la candidatura de Félix Salgado no es suficiente, pero sí imperante como símbolo del inicio del quiebre.

El Presidente hizo mutis, pero Morena anunció esa misma semana que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia repondrá el proceso de evaluación de perfiles de candidatos a la gubernatura de Guerrero. Parecen recapacitar sobre sus primeras declaraciones, en las que al igual que en otros espacios en los que colaboradores son denunciados por violencia sexual, no se les aplica sanción firme porque las víctimas no son militantes o no laboran en las instituciones en que los violadores son apreciados.

Otra evidencia del machismo con el que está impregnado este proceso, es el hecho de que, en la comparecencia de Basilia Castañeda de casi cuatro horas, en la que relató la violencia de la que fue víctima, no estaban presentes ninguno de los cinco integrantes de la Comisión de Honestidad y Justicia y tuvo que enfrentarse a cuatro abogados de Salgado Macedonio que la interrogaron para echar abajo su testimonio. Pero eso sí, los cinco decidieron cerrar la investigación interna dado que los hechos no se pueden comprobar. Además de esta resolución, existe un segundo procedimiento en la CNHJ, éste solicitado por Basilia, registrado en el número CNHJ-GRO/029/2021. Para este proceso aún no hay una resolución.

Buena finta. Seguro tenían calculado que el pasado lunes vencía el plazo para que los partidos políticos registraran sus candidaturas, de modo que por ahora Félix Salgado sigue siendo el candidato. Sin embargo, tienen hasta el 5 de mayo para sustituir candidato, siempre y cuando renuncie. Mario Delgado, presidente del partido ha incluso viajado a Guerrero para torear las presiones de la destitución que ya no sólo son incómodas para ellos, porque aunque tenían muy seguro su triunfo, ahora su ventaja electoral en Guerrero corre riesgo.

Remover de una vez por todas a Félix Salgado le puede servir a Morena para iniciar referentes fácticos de la ruptura de blindaje a violadores y acosadores. Mantener su candidatura implicaría quizá ganar con los cuadros clientelares, a costa que se les hierre con la marca del partido del “pacto patriarcal de exportación”.

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