A lo largo de mi carrera, he defendido con convicción y orgullo la causa de las mujeres y, en compañía de muchas otras que comparten esos ideales, hemos alzado la voz para exigir respeto y sororidad, empezando por la seguridad.

El caso de Ingrid Escamilla, ocurrido el pasado 8 de febrero en la Ciudad de México, es una muestra más de la brutalidad y frialdad con que algunos varones ven y tratan a la mujer. Más allá de la crueldad del suceso, lo que daña más es el morbo que lo envuelve, cuando fríamente y sin escrúpulos, se difundieron las fotografías donde se muestra su cadáver. Situación que como sociedad no debemos ni podemos permitir.

La historia que hay detrás de este caso se repite: antecedentes de violencia e inacción de las autoridades.

Según información oficial, Ingrid había acudido a la entonces procuraduría capitalina para denunciar la violencia a que estaba siendo sometida por su pareja, el resultado de la investigación fue el mismo: archivo del expediente.

Por desgracia, la respuesta de las autoridades de los tres órdenes de gobierno sigue siendo la misma, castigar a los responsables pero una vez cometido el delito; cuando no se dan cuenta que ello no repara el daño causado; no revive a las víctimas, ni conforta a las familias privadas de una hija, una hermana, una esposa o una madre.

Al parecer, las autoridades siguen sin entender que el origen del feminicidio está en la violencia de género y que, casos como el de Ingrid y muchos otros, se hubieran evitado con acciones preventivas.

La correspondencia entre feminicidio y lesiones dolosas es constante y es que ambos ilícitos han mantenido un comportamiento similar al alza; pues casi siempre el feminicidio va precedido de golpes o discriminación hacía la mujer.

Si bien es cierto, algunos funcionarios justifican el aumento de las cifras delictivas en la cultura de la denuncia; ello no quita el dedo del renglón de que, sea como sea, los hechos se están presentando. La pregunta es ¿qué estamos haciendo para prevenirlos?

Por ello, la suscrita y mis compañeros de bancada en el Congreso de Querétaro, presentamos en noviembre pasado dos iniciativas de ley para castigar con mayor severidad las lesiones de género e implementar un protocolo de atención integral a mujeres violentadas; pues estamos convencidos que un marco legal fuerte es el punto de inicio de un gobierno más eficiente.

Es urgente que quienes están al frente de las instituciones de seguridad, aborden el problema preventivamente y le den la importancia que merece, dejando de lado debates infructuosos sobre cambiar la descripción del delito o rifar aviones, ya que diariamente estamos perdiendo cientos de vidas humanas que, en muchos de los casos, eran mujeres en la plenitud de su juventud.

En este sentido, seguiremos alzando la voz para condenar cada feminicidio que se presente y exigir justicia, pero además, continuaremos impulsando desde nuestra posición la adecuación de las normas suficientes para prevenir estos hechos lamentables, con el objetivo de que… ¡no haya ni una menos!

Diputada local del PRI @AbigailArredondoRamos @AbiArredondo

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